MI HOMENAJE A LA FRATERNIDAD ROSACRUZ Y A MAX HEINDEL

sábado, 13 de noviembre de 2010

MÉTODOS ESOTÉRICO-PRÁCTICOS PARA EL DESARROLLO INTERNO


FRANCISCO NIETO VIDAL
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MÉTODOS

ESOTÉRICO-PRÁCTICOS

PARA EL

DESARROLLO INTERNO

-

“Que la Luz de estas humildes palabras

iluminen el camino que deban seguir en esta vida

mi hija, hijo y nieta Karen,

a quien está especialmente dedicado este libro”


*


INDICE


Prólogo del autor

Introducción

I Los Vehículos del Espíritu

II El Ego

III La Mente

IV El Cuerpo de Deseos

V El Cuerpo Vital

VI El Cuerpo Físico

VII El Karma

VIII El Purgatorio

IX Introducción a los ejercicios para el desarrollo interno

X La Retrospección

XI La Concentración

XII La Meditación

XIII La Observación

XIV El Discernimiento

XV La Contemplación

XVI La Adoración

XVII La Oración

XVIII La Autoprogramación

XIX Actuar en nombre de......

Conclusión

* * *

del libro "Métodos esotérico-prácticos para el desarrollo interno" de Francisco Nieto Vidal


PRÓLOGO DEL AUTOR


PRÓLOGO DEL AUTOR
El desarrollo espiritual es algo que todo Ser humano debe alcanzar de una manera progresiva por medio de las experiencias y de las Leyes Divinas. Cuando el individuo trabaja voluntaria y conscientemente a favor de esas Leyes, está colaborando en la Gran Obra de la Divinidad y se une a Ellas; cuando se une a Ellas se separa de lo material y personal para sentirse uno con todos y con el Universo
Ha sido mi gran ilusión y deseo desde hace aproximadamente 20 años, poder encontrar un libro donde aprender algo bueno y útil, y que me enseñara claramente cuál es el camino del desarrollo espiritual, bien por métodos y técnicas, o bien por cualquier medio o escuela. La Escuela la he encontrado pero el libro, aunque hay muchos similares, no ha sido así; quizás sea un poco exigente, pero la exigencia, cuando uno busca el desarrollo interno, no es mala. A la vez, me he dado cuenta de la cantidad de personas que también están buscando lo que yo, y eso me ha llevado a plantearme, y a preguntarme a mí mismo, que por qué no lo escribo yo.
Cuando comencé a interesarme por el mundo de lo esotérico solía tener mi mente entretenida en un mundo ilusorio y fantástico, - creo que como la mayoría cuando empezamos - en el cual reinaban los maestros, místicos y personajes de buena voluntad que despertaban en mí grandes y elevados ideales espirituales y de misterio sobre la vida y el Ser. Al cabo de unos años me di cuenta de que ese mundo no tenía nada de real y que, por tanto, lo tenía que construir yo dentro de mí, por mi propio esfuerzo y sacrificio. A partir de ahí todo mi afán ha sido encontrar esos métodos para llevarlos a la práctica, pero a la vez trabajando por medio del conocimiento esotérico para ver de qué manera puedo yo sacar provecho de mis pensamientos y actitudes allá donde me encuentre.
Conocí diferentes centros y escuelas, leí y sigo leyendo muy buenos libros esotéricos de verdaderos ocultistas investigadores de los mundos ocultos, que han dejado una maravillosa filosofía antes de pasar a los mundos invisibles - Max Heindel, Corinne Heline, Blavatsky, Steiner, Annie Besant, Leadbeater, Dion Fortune, Alice Bailey y pocos más - Todos ellos han dejado una maravillosa enseñanza que, según la humanidad vaya comprendiéndola, irá cambiando su punto de vista sobre la vida, la muerte y el desarrollo que tiene que hacer para llegar a completar su evolución. De todos ellos aprendí mucho y sigo aprendiendo pero todavía no he encontrado el libro que he deseado tener en mis manos.
Creo que debería ser un libro pequeño, concreto, práctico, sencillo de leer para los que empiezan a interesarse por el esoterismo pero, sobre todo, que sirva para que las personas cambien su punto de vista sobre la humanidad y la naturaleza. Según los ideales que yo tengo, este libro debería servir para elevar el carácter hacia la comprensión, la tolerancia, la devoción, el amor, los pensamientos y los sentimientos. Debería inclinar a ver el aspecto espiritual del Ser Humano; debería servir para quitarnos los defectos y aumentar las virtudes; para descubrir el verdadero significado del altruismo y de la Fraternidad Universal; para unir la personalidad con el Espíritu, el hombre con Dios.
Es mi intención con esta pequeña y humilde obra intentar ayudar a todas las personas que tienen estos mismos ideales, a conseguir desarrollar todas esas cualidades y virtudes en el mayor grado posible en esta vida. Es cierto que nada se consigue sin esfuerzo y sacrificio y, por lo tanto, cada uno debe esforzarse y trabajar de una manera persistente, metódica y paciente - cargar con su cruz - pero deseo de todo corazón que las palabras, métodos, técnicas, o simplemente conocimiento que voy a escribir, puedan ser los medios para que el que inicia el “Sendero de retorno” encuentre esa Luz y ese estado de conciencia y de Paz interior que todos deseamos.
Soy totalmente consciente de mis pocas cualidades como escritor, pero eso no impide que exprese mis sentimientos y deseos a modo de colaboración con otros muchos ocultistas esotéricos que el único afán que les movió, y les mueve, es ayudar a desarrollar la parte espiritual y divina que todos llevamos dentro. No pretendo hacer un best-seller sino solamente dejar escrito de la única manera que sé, lo mejor de mí mismo para que, algún día, sea ahora o en el futuro, este conocimiento haga el efecto que deseo en las personas. Ese efecto no es ni más ni menos que encontrar la Verdad que todos, tarde o temprano, tenemos que descubrir para poder dirigirnos a ese Sendero de Retorno que nos llevará a la Libertad, al Amor, a la Amistad y a la Fraternidad Universal.
La humanidad está en un momento delicado de su evolución, y es fácil que se deje llevar por tantas y tantas tentaciones que le pueden dejar rezagado con respecto a los que van a la cabeza del desarrollo espiritual, por eso, ojalá que este libro también sirva, o al menos caiga en manos de todos aquellos que, aunque no crean en el esoterismo, sean capaces de ver y entender el mensaje que intento dar por medio de lo que me sale del corazón.
La devoción a ideales elevados, la concentración, la oración, la meditación, el discernimiento y la retrospección son algunos de los métodos imprescindibles para el desarrollo espiritual del Ser Humano actual. En este libro intentaré dar una idea clara sobre todos ellos para que, por su práctica, pueda sacar el mayor provecho posible todo aquel que lo intente. Decía el que para mí fue todo un ejemplo de desarrollo espiritual, Max Heindel: "Se puede considerar vencido el que deja de intentarlo”, “Persistencia, siempre persistencia y al final vencerás”
Mi mayor deseo para todo aquel que lea este libro es que tenga la suficiente capacidad de entendimiento para sacar el mayor provecho de él y, a su vez, ser una Luz que alumbre el camino de la humanidad allá donde se encuentre; que la meditación y el discernimiento le acompañen desde el principio hasta el final.
Pido al lector que medite sobre las enseñanzas de este libro con una mente abierta, que deje todos los conceptos e ideas anteriores a un lado e intente comprender el verdadero significado de estas palabras que sólo tienen la intención de ayudar a las personas que las lean. Este libro está dirigido a todas las personas sin distinción de raza, credo o religión, y si tuviera que identificarlas con alguna enseñanza lo haría con las de Cristo, porque tarde o temprano todos tenemos que hacer que el niño Cristo nazca en nuestro interior.
Sin embargo, y como comprendo que cada uno está evolucionando en un nivel diferente, y eso hace que cada uno estemos buscando por diferentes sitios y medios, quiero dejar claro una cosa. Actualmente hay grupos de personas que dicen contactar con extraterrestres mensajeros de la paz o enviados para cambiar nuestra forma de pensar, otros son contactados de Ángeles que les mandan formar grupos para dar las enseñanzas que reciben, otros dicen ser maestros que tienen el poder de dar Iniciaciones o despertar poderes, etc. Si eres de las personas que buscan esas cosas, deseas desarrollar poderes internos rápidamente o eres de los que buscan un Maestro porque necesitas ser guiado y te tienen que decir lo que tienes que hacer, entonces no encontrarás satisfacción en este libro.
Si buscas cambiar tu carácter, tu forma de vida, tu concepto sobre las personas y la naturaleza, si deseas elevar tu conciencia hacia los mundos espirituales, si quieres emanciparte para ser tú mismo en pensamiento, palabra y obra y, por último, si buscas el contacto con tu verdadero Maestro interno, entonces lee este libro. Cada palabra, cada frase y cada capítulo de él lo he escrito con la intención de que cada persona que “busca” encuentre medios para trabajar por su propio desarrollo y por el de la humanidad. Pero recuerda que, lo que buscas lo llevas dentro de ti, yo no te voy a regalar nada, sólo te indicaré algunas formas de conseguirlo, eres tú quien debe luchar y trabajar. “El que busca encuentra, el que pide recibe”, pero esta búsqueda tiene recompensa cuando lo hacemos de corazón y de manera desinteresada. “El que tenga ojos que vea y el que tenga oídos que escuche”

* * *
del libro "Métodos esotérico-prácticos para el desarrollo interno" de Francisco Nieto Vidal

INTRODUCCIÓN

“ A los que comienzan el Sendero de retorno

y comienzan a ver la verdadera Luz del mundo”

INTRODUCCIÓN

Todo Ser humano en algún momento de su evolución o de su vida, se pregunta que de dónde viene, quién es y a dónde va.

Si preguntamos a una persona materialista, agnóstica o a algún científico que de dónde venimos y a dónde vamos, casi seguro que su respuesta sea que venimos de la nada, que somos lo que somos gracias a una serie de circunstancias, y que después de la muerte volvemos a la nada para no volver a saberse nunca más nada de nuestra existencia.

Si preguntamos a los teólogos o a algún que otro representante de las religiones occidentales, es fácil que nos respondan que el hombre es un Espíritu creado y que viene de Dios; que cada uno vive una vida en muy diferentes circunstancias según dónde y cómo nazca; y que después de la muerte vuelve otra vez a ése mundo del cual vino, y que allí estará toda la eternidad en un estado de felicidad o sufrimiento dependiendo de lo que haya hecho aquí en esta vida.

Si consultamos las enseñanzas esotéricas o “Filosofía Oculta”, veremos que su teoría dice que: El hombre es un Espíritu que también procede de Dios y que por medio de las Leyes de “Renacimiento y Consecuencia,” está desarrollando sus posibilidades latentes en poderes dinámicos por medio de un proceso de lento desarrollo pero de creciente eficacia. Esto será hasta que por medio de la evolución alcancemos la perfección o unión con Ese Gran Ser que normalmente llamamos Dios. “Las cosas que Yo hago y mayores aún las haréis” dijo Cristo.

Si este libro va a tratar de la “evolución” y el desarrollo espiritual, es conveniente saber cuál de estas teorías es la más lógica y razonable para saber hacia dónde se dirige el Ser humano por medio de las Leyes Divinas.

Sobre la primera teoría del científico o materialista incrédulo, la mayoría de las personas que razonen verán que cuesta creer que exista todo lo que existe en este Universo para que el hombre disfrute, a modo de una vida casual, del planeta Tierra. Si la humanidad tiene un cuerpo tan perfecto en su funcionamiento y posibilidades, y si estamos en un Sistema Solar tan equilibrado, donde hay unas leyes que rigen todo lo que existe para que no sea un caos, es lógico pensar que esto ha debido ser concebido por una mente inimaginablemente superior a la del hombre. Si esa mente que ha creado el Universo con su perfección es tan poderosa y elevada ¿Por qué va a crear todo un Universo perfecto en sus movimientos para que no lo disfrute nadie? ¿Es para nosotros que estamos en este pequeño planeta? ¿O se ha hecho por casualidad? ¿Crearíamos nosotros la mejor universidad del mundo para que nuestros hijos asistan un solo día a ella? ¿No es lógico pensar que lo haya hecho Dios por algo que nosotros no alcanzamos a comprender? Si esto es así, ¿No es lógico pensar que también haya creado unas Leyes, las cuales tienen que ver con el desarrollo de la humanidad y con la meta o perfección que tiene que alcanzar?

Si razonamos la segunda teoría que dicen algunos teólogos y personas de pensamiento similar, podríamos decir lo siguiente:

1º. Si como todas las religiones dicen, Dios es Amor ¿Cómo puede Dios poner a unos Espíritus para que nazcan en la pobreza y en la enfermedad y a otros en la riqueza y en la salud?

2º. ¿Cómo puede Dios pedir la misma responsabilidad a los que Él mismo pone casi en la necesidad de robar para vivir, mientras que a otros no les falta de nada en la vida?

3º. Se dice en algunos libros de religión y algunas personas de ese entorno, que Dios permite, destruye, castiga por toda la eternidad, o sólo salva a unos pocos de sus hijos. Si como también dicen, Dios es Omnipotente, Omnisciente y Omnipresente ¿Cómo puede Dios permitir la destrucción de sus hijos? Si es Amor ¿Por qué no va a salvar al resto de sus hijos si nosotros mismos, imperfectos, lo haríamos? ¿Cómo les va a castigar a toda la eternidad de sufrimiento si son parte de Él mismo y Él mismo les puso en su destino casi predispuestos para hacer el mal? ¿Por qué mandó a su hijo para salvar a toda la humanidad si luego permite que otros muchos se pierdan sin poner interés en remediarlo? ¿Puede ser destruido algo que es parte de un Ser Omnipotente?

4º. El hombre, aún con lo imperfecto que es, tiene planes para prevenir que las personas mueran en determinadas circunstancias, ¿Por qué no los va a tener Dios si su Sabiduría es infinita? ¿No es lógico pensar que Dios tenga unas leyes que gobiernen la evolución del hombre, así como ocurre con la naturaleza, para que todo sea cada vez más perfecto?

Las Enseñanzas Esotéricas dicen que ningún Espíritu se pierde porque es parte de Dios, que ése Espíritu renace, y que por medio de la Ley de Causa y Efecto - lo que sembréis, cosecharéis - en cada vida obtiene lo que le corresponde en bien y en mal según las causas que haya hecho en su anterior vida. Por lo tanto, el Ser humano es y tiene el resultado de sus propias acciones y no el resultado de un Dios antojadizo. Dios no castiga sino que hace que sus Leyes nos enseñen a ir por el camino más recto, - como nosotros hacemos con nuestros hijos - esas Leyes nos traen los efectos de unas causas que cometimos para que a través de la experiencia aprendamos a ser cada vez más espirituales, humanitarios y mejores instrumentos de Dios en la Tierra.

Sólo las obras de la humanidad esclavizan a la humanidad; sólo las obras del ser humano estorban al ser humano; sólo el mal uso de la voluntad, el libre albedrío y la mente castigan al hombre. Hay una frase muy conocida en la Filosofía Oculta que dice: “ Hombre, conócete a ti mismo y conocerás a Dios”. El desarrollo espiritual trata de adelantar en cada vida unos pasos en ese Sendero de vuelta al Padre, si el ser humano aprende a utilizar sus cuerpos para su propio desarrollo y el de los demás, estará andando a pasos agigantados. Si aprende a utilizar y practicar algunos de los diferentes métodos o técnicas de desarrollo, verá que sus conceptos sobre la vida, el Ser, y la naturaleza cambian por completo obteniendo así una vida interior más elevada que inclina a ser más benevolente, altruista y caritativo. Esa es la primera meta que tenemos que alcanzar, y tengo la mi intención de ayudar con este libro a todo aquel que lo desee.

Una de las cosas en que las enseñanzas esotéricas y la teología coinciden es en que, como dijo Cristo, "Cosechamos lo que sembramos". La diferencia entre algunas religiones y la enseñanza oculta es que las Leyes Divinas - Dios - no nos dan lo que merecemos como castigo sino porque nos pertenece, ya que nosotros hemos sido los sembradores.

Si una persona en esta vida se desvía de su destino por causa del alcohol, y a su vez, maltrata e impide que también se cumpla el destino y las posibilidades de desarrollo de su esposa e hijos, esta creándose lo que en ocultismo llamamos un “mal karma” o mal destino, dicho de otra manera, esta sembrando y creando causas que son negativas.

Ante este caso, las Leyes Divinas no le castigan sin más ni más, sino que la primera lección que le enseñan es grabar en su conciencia el resultado del sufrimiento que tendrá en el “purgatorio”, o sea, el dolor que sintieron su esposa e hijos por su maltrato. Cuando haya sufrido todo esto, y lo una al resultado de otros sufrimientos y experiencias de otras vidas, habrá dado otro paso más en su evolución, pero lo habrá hecho por medio del sufrimiento y no por medio de actos benévolos voluntarios; esta es una gran diferencia.

La segunda lección que tienen que aprender y que el Ego en su propio mundo y con su conciencia libre de la influencia de los deseos acepta, es volver a unirse a esos Egos o Espíritus que fueron esposa e hijos para que, de alguna manera, (como familia, amigos, compañeros o jefe de trabajo), les pueda beneficiar materialmente por los perjuicios que les causó en su anterior vida. Así actúa la Ley de Consecuencia, dándonos el resultado de nuestras acciones y haciendo que cosechemos lo que sembramos, pero siempre de una manera justa y sin maldad, porque en los mundos espirituales no existe el mal.

El mayor enemigo de la humanidad es la ignorancia, y por mucho que los Seres espirituales que están por encima del hombre nos quieran ayudar, si el ser humano no aprende por el correcto uso de su mente y el control de sus deseos, estos seres, con todo el dolor de su corazón, no lo podrán hacer. Cuando ellos ven que una persona se esfuerza por quitarse vicios y defectos e intenta elevar su desarrollo moral y espiritual, aunque no lo creamos, ellos trabajan desde los mundos invisibles para darle todo su amor y hacer que esa nueva luz no se apague y que cada vez brille más.

El hombre tiene dos caminos para aprender en esta vida: 1º. Por medio de sus experiencias buenas o malas y, 2º. Por medio de las experiencias de los demás. En estos dos casos es muy importante el uso del discernimiento, la observación, la meditación y otros ejercicios que mencionaré en este libro.

Los Maestros espirituales y Guías de la humanidad desean que nuestra evolución sea rápida y por el camino del bien, pero también respetan nuestro libre albedrío, y por lo tanto “sufren” cuando el hombre comete tantos errores. Nosotros intentamos guiar a nuestros hijos con todo nuestro amor, pero si ellos voluntariamente hacen algo que les causa dolor significa que aprenderán de esa experiencia por medio del dolor y no por nuestra guía amorosa de padres. De forma similar actúan estos Seres elevados, ellos no nos obligan, sino que como padres nos quieren llevar por el mejor camino; en nosotros está hacerlo y aprovechar su ayuda o no.

El resultado de todas estas experiencias, es lo que sacamos como fruto para la próxima vida en forma de “Sabiduría” o “Conciencia", esta conciencia es la base de la estructura mental, instinto, o deseos de elevación vida tras vida. Si quisiéramos saber hacia dónde nos lleva la Ley del Karma, veríamos que su fin es mostrarnos que el Ser humano es uno con Dios, que la humanidad debe conocerse a sí misma para conocer a Dios, y que debe amarse a sí misma para amar a Dios. Pero para amar es necesario desarrollar todas las virtudes que nos llevan al amor, y para conocernos tenemos que ser conscientes de estas Leyes y saber que somos dueños de nuestro destino. Todo pensamiento, palabra y obra tendrán su efecto sobre nosotros, por lo tanto, si deseamos elevarnos a los conceptos anteriores, debemos empezar a cambiar nuestros deseos por nobles aspiraciones, para que la mente guiada por el espíritu anheloso pueda alcanzar la meta de perfección cuanto antes.

Las aspiraciones, hábitos y deseos elevados de nuestra anterior vida, nos traen como efecto, mayores posibilidades de desarrollo para esta, por eso, nuestro deber es cumplir las aspiraciones de la vida pasada y crear otras nuevas y más elevadas. Si no lo hacemos así, tendremos una gran lucha con nuestra conciencia, porque ella sabe que, como Espíritus, nos comprometimos antes de renacer a cumplir una serie de obligaciones y a hacer otras cosas en favor del desarrollo espiritual individual y de la humanidad. Si no lo cumplimos por dejarnos llevar por nuestros deseos materiales y pasionales, estaremos interrumpiendo nuestro propio desarrollo de una manera seria y grave.

Así, la Ley de Causa y Efecto es perfecta, justa y amorosa puesto que actúa para nuestro propio desarrollo. Nosotros somos nuestros propios carceleros y verdugos, o nuestro propios Ángeles de la Guarda y Guías espirituales. Si hacemos mal a alguien nos lo hacemos nosotros mismos; si robamos, nos robamos nosotros mismos; si no cuidamos nuestro cuerpo físico –que es el Templo de Dios - nos saldrán enfermedades y así aprenderemos a valorarle; si abusamos de la energía creadora por medio del sexo y de la mente sobre cualquier otra persona, naceremos con un defecto físico o psíquico, y así sucesivamente. Esta Ley hace que tomemos conciencia de los valores espirituales y materiales para que lo utilicemos en nuestro desarrollo y el de los demás.

Tenemos y somos lo que nos corresponde y nos relacionamos con quienes tenemos deudas pendientes de anteriores vidas, pero nuestro deber es quedar bien con todas las personas y ayudar allá donde podamos de manera desinteresada. Esta Ley no la puede burlar nadie, si el hombre colabora con ella encuentra dicha y recompensa, pero si no, encuentra sufrimiento y castigo.

Nuestro deber es meditar y discernir para ver cuándo hacemos el bien y cuándo el mal, cuándo hacemos el bien de corazón o cuándo por egoísmo. Nuestro deber es actuar de una manera compasiva, justa, amable y sincera, porque así borramos de nuestro subconsciente toda semilla del mal y hacemos que nazca y florezca el bien.

Yo os invito a reflexionar detenidamente sobre estas enseñanzas para que intentéis ver el efecto de las causas que cometéis en vuestra vida diaria, pero, ¡cuidado! no os obsesionéis con lo malo, ved también lo bueno y sabed que vuestras aspiraciones e intenciones son posibilidades de desarrollo para el futuro. Cuidad vuestras actitudes con el prójimo, no manifestéis odio, impulsividad, injusticia, cólera, ni cosas similares, eso os traerá los peores efectos. Pensad que una vez sufrida una deuda o pagado un karma, ya no nos vuelve más; pensad que las leyes de Dios están actuando en todo y constantemente; por lo tanto, si colaboráis con ellas os traerán prosperidad, salud y grandes posibilidades de desarrollo. Si queréis ver la Luz, abrid bien los ojos espirituales porque la tenéis dentro de vosotros mismos.

* * *

del libro "Métodos esotérico-prácticos para el desarrollo interno" de Francisco Nieto Vidal


LOS CUERPOS O VEHÍCULOS DEL SER HUMANO










EXPLICACIÓN DEL DIAGRAMA Nº 1 “LOS CUERPOS”

Los cuerpos son vehículos que utiliza el Espíritu y son imprescindibles para evolucionar en los mundos en los que actualmente está desarrollando los poderes internos y cualidades espirituales.

Lo mismo que tenemos un cuerpo físico para experimentar a través de la vida en el mundo material, así tenemos un cuerpo etérico que es igual al físico y que es donde radica el subconsciente, la memoria y donde formamos los hábitos. Este vehículo se desarrolla por medio de la purificación de la materia del cuerpo físico y los buenos hábitos y costumbres.

El tercer cuerpo es el llamado de “deseos” o astral, este puede estar formado de materia de las siete regiones del Mundo del Deseo pero siempre tenemos más de unas que de otras. Cuando llevamos una vida pura en sentimientos, atraemos materia de deseos de las regiones superiores donde está el altruismo, el afecto, la simpatía, etc., pero si somos más bien negativos, atraeremos materia de las regiones más bajas donde está la maldad y nos rodearemos de espíritus elementales negativos que intentarán estimularnos hacia esa línea de conducta. Esa materia es la que nos ata después de la muerte, y hasta que nos deshacemos de ella no nos podemos elevar a las regiones superiores.

El cuerpo mental (cuarto cuerpo), es de materia más sutil y pertenece al Mundo del Pensamiento, pero ocurre lo mismo que con el cuerpo de deseos, cuanto más puros sean los pensamientos más elevada y pura es la vibración de la materia que lo compone, y más elevado será lo que atraigamos hacia nosotros desde los mundos espirituales.

Resumiendo, nuestro deber en cada vida, es elevar la vibración de esos cuerpos y aumentar su brillo, volumen y belleza para que puedan atraer la mirada de los Maestros que siempre están vigilantes para poder echarnos una mano en nuestro desarrollo interno.


* º *


“ Maestro, ¿ Qué he de hacer para desarrollar mi espíritu y elevar mi conciencia?

Trabajar, trabajar y siempre trabajar ”



CAPÍTULO I

LOS CUERPOS O VEHÍCULOS DEL SER HUMANO

Para hablar del desarrollo espiritual humano, debemos hablar antes, de las herramientas o medios que éste tiene para poder expresarse en este mundo, y así experimentar y tomar conciencia del resultado de sus acciones.

Es muy importante, llegado este punto, que olvidemos el concepto de que somos sólo un cuerpo físico y comencemos a tomar conciencia de que somos un Espíritu que se manifiesta por medio de diferentes envolturas, que a su vez, nos velan la verdadera conciencia espiritual. Según comprendamos esto, veremos más claramente el error de pensar que somos un cuerpo de materia densa, y las posibilidades de dominar nuestros hábitos, carácter y forma de pensar. Este es el primer paso para que la humanidad exprese su conciencia “fuera del cuerpo” y comience a manejar sus vehículos como mejor crea conveniente en su desarrollo espiritual.

El verdadero Yo, es parte del Yo Universal, y sus cuerpos son las envolturas en las que está encerrado. Lo más importante ahora es que ese "Yo" aprenda a dirigir sus cuerpos, que, como si fueran un carruaje tirado por cuatro caballos, quieren ir donde les apetece. Ese Yo Superior es un Ser con unas posibilidades latentes inimaginables para el hombre, esas posibilidades deben ser transformadas en poderes dinámicos por medio de la voluntad y las experiencias en el mundo físico. Según avanza la humanidad en su progreso espiritual, su conciencia se eleva hacia otros planos espirituales y adquiere más poder. Según adquiere poder y amplia su conciencia, así manifiesta ciertas facultades nuevas que se convertirán en virtudes aquí en la Tierra.

Dice un axioma hermético que “Toda causa tiene su efecto y todo efecto tiene su causa”, además, sabemos que lo primero que debe hacer el Ser humano es “conocerse a sí mismo”. El cuerpo físico no puede ser el hombre, puesto que el cuerpo es “materia densa” como cualquier otro objeto material, aunque con alguna diferencia en su composición no deja de ser “materia muerta”; si no fuera por la vida que le anima sería un objeto inerte. Se ha demostrado a través de experimentos con básculas muy precisas que en el momento de la muerte, el cuerpo físico pierde peso, algo abandona el cuerpo. Entonces, lo lógico es pensar que nosotros abandonamos ese cuerpo y lo que queda es un cadáver como cuando se mata a un animal. Esto es lógico puesto que sabemos que la mente domina o hace lo que quiere con el cuerpo y no el cuerpo con la mente.

Si imaginamos un cuerpo físico con vida, no veremos nada más que un “cuerpo que se mueve”, sin sentido de ninguna clase ni orientación, entonces podemos llegar también a la conclusión, de que el hombre no es ésa vida que anima el cuerpo físico; esto indica que la “vida” es una energía que vitaliza y anima el cuerpo hasta un determinado año. Pero, vamos a imaginarnos otro cuerpo que será la causa de nuestros sentimientos, deseos y emociones. Éste tercer cuerpo es el que hace que el hombre desee cosas, sienta, tenga un incentivo para ir o venir, que sienta emociones, odios, pasiones, y un largo etcétera. Ahora podemos ver que tenemos un cuerpo físico con vida y que, además, se mueve en determinadas direcciones porque “desea” y “siente”. Si lo meditamos nos daremos cuenta rápidamente que este cuerpo de “deseos”, tampoco puede ser el ser humano porque nosotros no actuamos dominados totalmente por los deseos, pasiones y odios. La humanidad tiene la capacidad de dominar muchos de sus deseos y controlar sus sentimientos y emociones, tiene voluntad para actuar en el mundo.

Cuando el hombre ve que sus deseos, vicios, pasiones, odios y rencores perjudican su bienestar y su salud, razona, y por medio de su voluntad comienza a cambiar de actitud en la vida. Si la humanidad no tuviera mente, no podría hacer esto ni sería dueño de su vida y no evolucionaría como lo hace. Sabiendo esto, podemos ver que nosotros también tenemos una mente para dominar los deseos por medio del discernimiento y para dirigir nuestra vida de una manera razonada y lógica.

Para la mayoría de las personas, el ser humano es un cuerpo físico que vive, tiene deseos y emociones, y piensa. Para el ocultista, también tiene esos cuatro cuerpos o vehículos de manifestación, pero el verdadero ser humano está por encima de ellos y tiene la posibilidad de dominarlos y dirigirlos a su antojo. Veamos, todas las personas se habrán dado cuenta que su mente, en un momento determinado, se ha puesto a pensar en "mil cosas a la vez” o está “tarareando” una canción que ha oído y que ya no la quiere cantar porque le aburre; otras veces nos damos cuenta de que nuestra mente está pensando en cosas absurdas y sin importancia que no sirven para nada. Cuando esto ocurre, algunos dicen: ¡Qué tontería estaba pensando yo! ¿Por qué estoy pensando en esto si no tiene importancia y no va conmigo? ¡No sé que hacer para quitarme esta canción de la cabeza!

Ahora nos podemos preguntar ¿Quién es ése, o eso, que se pregunta esas cosas y que no puede dominar o controlar la mente? ¿Quién es ése que cuando se da cuenta de que está pensando en algo que no quiere, corta ese pensamiento? ¿Quién es ése que cuando quiere concentrarse para hacer algo utiliza la mente consciente, voluntaria y firmemente para hacer con ella lo que desea y sacar provecho mediante su uso? Ese es el Ego o Yo Superior que algunos llaman el verdadero Ser humano. Es el “Yo” que está por encima de los otros cuerpos, el Espíritu velado por diferentes grados de materia que le impiden manifestarse tal y como es. Esos velos son los deseos, pasiones, hábitos, la mente incontrolada, etc., y esos velos son los que el Ego debe quitarse por medio de la evolución y desarrollo moral, mental y espiritual, para poder manifestarse por medio de su vehículo más denso, el cuerpo físico.

Para hacer eso, debe cambiar todo lo negativo que tengan esos cuerpos y hacerlo positivo y espiritual, eso es el “ Desarrollo Espiritual Esotérico ”, eso es “Conocerse a sí mismo”, eso es “Conocer y crear causas” para hacer nuestro propio destino de una manera consciente. Según el hombre descubre como son sus sentimientos y como piensa, así puede cambiar su línea de conducta y empezar a recorrer el “Sendero de Retorno” que le llevará de vuelta a casa.

El Ser humano es una vida de la “Vida Universal”, una mente de la “Mente Universal” y una esencia de la “Esencia Universal”. Sus cuerpos son vehículos para su expresión en el mundo físico; son un conglomerado o vida colectiva de millones de vidas que evolucionan por medio de nuestra conciencia y cuerpo. Así mismo, nosotros lo hacemos por medio de la Conciencia de Dios y su expresión física o manifestación material, ya que “En Dios vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser.”

Cada uno de esos cuerpos pertenece a un mundo. El cuerpo físico compuesto de materia física pertenece al mundo físico, y al morir, esta materia se vuelve a integrar en el caos de átomos de donde surgió. El cuerpo vital o etérico es de materia más sutil, este cuerpo pertenece a la parte etérica del mundo físico y es el clásico “fantasma” que se puede ver en los cementerios, ya que es idéntico al cuerpo físico. El cuerpo emocional o de deseos, pertenece al Mundo Astral o de Deseos y, al cabo de un tiempo después de la muerte, también se desintegra como lo hacen los anteriores para que su materia vuelva al caos a donde pertenece. Este cuerpo también es utilizado por algunos Espíritus para manifestarse en sesiones espiritistas o mediumnicas y, algunas personas tienen la capacidad de utilizarlo de una manera consciente y voluntaria para hacer ciertas actividades mientras su cuerpo físico duerme. El cuerpo mental pertenece a las regiones inferiores del Mundo del Pensamiento, y ahí es donde el Ego o verdadero Yo, forma sus pensamientos para que después se revistan del sentimiento adecuado, se vitalicen, y al final se manifiesten en actos físicos, palabras o cosas materiales. Estos cuerpos están todos en un mismo espacio, todos compenetran el cuerpo físico, podríamos decir que es como el bloque de hielo donde hay: sólidos, líquidos, gases, y partículas atómicas, o sea, diferentes grados de materia en un sólo cuerpo. Después de que el cuerpo físico muere, van muriendo los demás y volviendo al caos de donde proceden para poder formar parte de un futuro cuerpo más perfecto, pues esta materia también evoluciona vida tras vida.

Lo podríamos resumir de la siguiente manera, lo mismo que en el bloque de hielo hay diferentes grados de materia hasta llegar a la que el hombre no percibe con su ojo físico, así el Ego, está funcionando o manifestándose aquí en el mundo físico con un cuerpo material. Este cuerpo está vitalizado por un cuerpo etérico, que a su vez está compenetrado por otro más sutil de deseos y emociones, y todo esto está gobernado, o al menos así debería ser, por otro vehículo de materia todavía más sutil llamado cuerpo mental. Según se esfuerce el hombre por ser mejor moral, mental y espiritualmente, así estará facilitando la manifestación de ese Espíritu lleno de Sabiduría y Poder.

El que un ciego no pueda ver el mundo físico no significa que no exista, así mismo, el que la mayoría de las personas no puedan percibir los mundos o cuerpos invisibles del hombre, tampoco significa que no existan. Hay infinidad de partículas en la atmósfera, señales de radio, televisión, partículas que las reconocemos por medio del olfato o el oído, y otras muchas señales que se detectan por su vibración y por medio de aparatos específicos; sin embargo no lo detectan nuestros ojos físicos por el simple hecho de no tener esa sensibilidad o poder de captación.

Existen personas que no ven nada, otros ven poco, otros ven lo normal y ¿Por qué no puede haber personas que vean más allá de lo normal? Si cogemos una rueda y la hacemos girar con fuerza, al principio veremos sus radios, a continuación veremos algo indefinido con un determinado color y, más tarde los radios desaparecerán y oiremos un sonido ¿Qué ha pasado? Pues simplemente que hemos ido aumentando la vibración de la rueda y la hemos puesto en un nivel que nuestros ojos físico no son capaces de captarla y no nos queda otro sentido que el oído para captarlo. Si esto lo pudiéramos aumentar más, la rueda desaparecería de la vista y no oiríamos nada porque el oído tampoco captaría esa otra vibración tan elevada. El hombre conoce y admite lo que sus sentidos captan y no sabe que hay algunas personas con una visión tal que captan vibraciones más elevadas, y por lo tanto, ven otros grados de materia más sutil que es invisible para nosotros; a estas personas se les suele llamar clarividentes.

Cada uno de nuestros cuerpos (físico, vital, de deseos y mental) están formados de materia de diferentes grados de densidad, pero esa materia está toda en un sólo espacio o cuerpo físico lo mismo que en la carne hay células, moléculas, átomos, protones, neutrones, etc. Estos cuerpos son los que utiliza el Ego vida tras vida para renacer, experimentar, aprender y desarrollarse en todos los sentidos. Lo mismo que un inventor crea una idea, la elabora, da vida con el pensamiento, la pone un sentimiento o deseo, y por último, la manifiesta materialmente en el mundo físico; así el Ego desde su propio mundo, se manifiesta por medio de su mente, deseos, vida y cuerpo físico para experimentar y evolucionar, o dicho de otra forma, para adquirir conocimiento y elevar su conciencia.

Algunos de los motivos principales por los que necesitamos estos cuerpos son:

1º. Porque necesitamos experimentar para poder evolucionar.

2º. Porque tenemos que perfeccionar esos cuerpos cada vez más, para sacar mayor provecho de los mundos en los que evolucionamos.

3º. Porque tenemos que desarrollar la voluntad.

4º. Porque tenemos que espiritualizar el carácter.

5º. Porque debemos desarrollar la mente.

Lo mismo que aquí trabajamos durante el día y descansamos por la noche para asimilar las experiencias diarias y para restaurar el cuerpo físico, así mismo renacemos, aprendemos y experimentamos durante toda una vida para después, en esos mundos invisibles, asimilar el fruto de la misma y unirlo a la “conciencia” que es el resultado de la experiencia de las anteriores vidas. Lo mismo que un niño tiene que volver al colegio para continuar su aprendizaje, también el hombre renace por medio de esos cuerpos para continuar su desarrollo y evolución aquí en el mundo físico. Lo mismo que un niño hace los deberes o estudia para grabar mejor lo que ha aprendido en clase, así mismo el Ego asimila lo bueno de la vida pasada, borra los malos hábitos, aprende a obrar de una manera benévola y honesta, y hace que en la próxima vida nos inclinemos con más fuerza hacia el desarrollo de las virtudes espirituales para que la voz de nuestra conciencia sea más fuerte. Así pues, por medio de este aprendizaje después de la muerte del cuerpo físico, estamos más evolucionados y renacemos más preparados para hacer el bien en la humanidad, y comprender que todos somos hermanos en espíritu y que nos tenemos que ayudar mútuamente porque todos tenemos que llegar al mismo sitio.

Estos cuerpos son lo más preciado que tiene la humanidad ya que sin ellos no podría evolucionar, por eso también debemos aprender a valorarlos comenzando con el físico. Cuanto más vivamos, más oportunidades tendremos de aprender y de quitarnos deudas que tenemos de otras vidas, si cuidamos el cuerpo por medio de no tomar substancias que alteren la mente y que perjudiquen su organismo, estaremos haciendo una obra muy importante. Si no abusamos o derrochamos la energía en esfuerzos físicos innecesarios, si no derrochamos la energía sexual creadora e incluso mental, tendremos mas vitalidad y el cuerpo físico funcionará mejor. Esta energía es creadora y gracias a ella pensamos y creamos, trabajamos y procreamos. Si no nos dejamos llevar por las pasiones, la sensualidad, los vicios y deseos que hacen grandes daños en el cuerpo astral, repercutiendo así en el cuerpo vital y en el sistema nervioso, estaremos mejorando y cuidando también este cuerpo y daremos pie a que nuestros deseos sean cada vez más elevados y espirituales. Si utilizamos la mente de una manera concentrada, voluntaria y conscientemente, haremos sólo lo que verdaderamente deseamos para nuestro bien y el de nuestros cuerpos, pero si la dejamos a su libre albedrío, se dejará llevar por los deseos y estará en mil cosas a la vez para no sacar provecho de nada.

Por todo esto, es muy importante que dominemos y cuidemos nuestros cuerpos porque, cuanto más lo hagamos, antes seremos más felices, antes descubriremos a nuestro verdadero Ser, antes seremos unas personas tranquilas llenas de amor, paz, y buenos sentimientos. Esa es la meta del Ser humano, y si no fuera por sus cuerpos no lo conseguiría, por lo tanto, cuanto antes nos pongamos manos a la obra desde el puesto del propio Espíritu y pongamos todo nuestro empeño en espiritualizar nuestros vehículos, antes les doblegaremos, guiaremos y seremos las personas más felices del mundo.

Ahora estamos en una situación más provechosa para explicar detalladamente cómo podemos sacar provecho de estos cuerpos para nuestro propio desarrollo espiritual. Veremos cómo, por medio de los cuerpos y su funcionamiento, la humanidad puede cambiar sus costumbres, carácter y punto de vista sobre la humanidad y la naturaleza.

“Mantened claros estos principios y discernir diariamente en todo lo que hacéis, sentís o pensáis, fijad vuestra meta en el Yo Superior e intentad sentir su influencia y guía”


* * *

del libro "Métodos esotérico-prácticos para el desarrollo interno" de Francisco Nieto Vidal

viernes, 12 de noviembre de 2010

EL EGO


“Por medio del conocimiento de la Verdad y su práctica,
el hombre llegará a ser libre”
CAPITULO II
EL EGO
Nuestro Ego o, Yo Superior, tiene gran sabiduría como resultado de todas las anteriores reencarnaciones desde que alcanzamos la individualización como seres humanos, por lo tanto, sus experiencias son inmensas y su sabiduría grande, como resultado de esas experiencias; en él está resumida toda la evolución pasada. El Ego nos está influenciando constantemente por medio de lo que llamamos “conciencia” ya que, en esta conciencia, está grabado todo el sufrimiento y felicidad que hemos recibido después de cada vida. Su deber es advertirnos para que no volvamos a caer en los mismos errores que nos causaron sufrimiento, y guiarnos hacia el desarrollo espiritual por medio de la comprensión y el discernimiento entre lo bueno y lo malo. El Ego nos habla desde el Mundo del Pensamiento en forma de vibraciones, que se transforman en sonido y color en los diferentes cuerpos inferiores, hasta que llegan al cerebro como una voz casi imperceptible. Esas vibraciones son siempre buenas, pero dependiendo de como pensamos y cuáles sean nuestros sentimientos y deseos, así se transforman, y así las podemos recibir e interpretar para bien o para mal. Si el hombre tuviera una vida más relajada e intentara tener más paz mental, sacaría gran provecho de estos mensajes, ya que el Ego es “causa de todo bien”, y está deseando que nos esforcemos en hacer el bien y aborrezcamos el mal para poder manifestarse tal y como es.
Cuando el Ser humano persiste en ser altruista, amoroso, comprensivo, tolerante, etc., está elevando la vibración de sus diferentes cuerpos y está purificando la materia de la que están compuestos, esto hace que vaya haciendo camino para la unión de la material con lo espiritual, de la persona con Dios. Si por el contrario, el Ser humano está lleno de malicia, rencor, envidias y cosas similares, está atrayendo materia de ese grado de vibración hacia sus cuerpos, y está obscureciendo y cerrando la puerta a los consejos y guía del Ego. Cuando el hombre actúa así se pone en contra de las Leyes Divinas y de la evolución de su propio espíritu.
Cuando el ser humano alcanza el grado de desarrollo espiritual necesario para comprender estos principios filosóficos, y comienza a actuar de manera positiva, intentando ver lo Divino y bello que existe en todo lo que nos rodea, es señal de que el Ego ha recorrido mucho camino. Cuando el hombre piensa en sentido amoroso y desinteresado en su deseo de crecimiento y actividad, y si trabaja consciente y voluntariamente, eleva su conciencia y poder espiritual para que el Ego pueda manifestarse.
Así podemos ver que lo que es malo conlleva el germen de la destrucción y lo que es bueno el de la salvación. Lo malo será transformado o destruido, lo bueno reinará como Voluntad Divina en la conciencia de la humanidad. Todo lo bueno es evolución, es la parte activa de la conciencia del Alma. Cuando el Ser humano domina sus vehículos inferiores y se une a esa conciencia del Alma, está haciendo que nazca el Yo Superior. Sólo así seremos conscientes de la Divinidad que está oculta en nuestro interior.
Según evoluciona la humanidad por medio del Renacimiento y la Ley de Consecuencia, así se va convirtiendo el Ego en el conductor de sus vehículos, y les va dirigiendo hacia nuevas y elevadas experiencias por medio de la cultura, religión, filosofía, etc. El Ego intenta manifestar lo mejor de él mismo para que seamos instrumentos de amor y sabiduría, y para que seamos medios de manifestación en la Obra Divina y así poder liberarse de su atadura a la Tierra. Lo material se debe unir a lo espiritual, pero eso no puede ocurrir hasta que el hombre, de una manera consciente, intencionada y voluntaria, sea creador de todas las mejores virtudes humanas.
Según alimentamos el sentimiento de fraternidad, amor y altruismo, vamos incrementando la conciencia espiritual y sentimos la presencia del Poder Supremo; según nos desarrollamos espiritualmente nos sentimos más unidos al género humano y más nos duele el dolor ajeno. Cada individuo debe escuchar a su Yo Superior, debe intentar ponerse en su puesto para identificarse con él, y sentir sus inspiraciones y enseñanzas para fortalecer sus lazos de comunicación. Cuando confiamos en él, nos manda todo su amor y sabiduría en forma de iluminación para que la compartamos con las demás.
Alguien se puede preguntar ¿Exige algo nuestro Yo Superior? Naturalmente que sí, él quiere que no nos apeguemos a lo temporal y material por medio de deseos y pasiones; que practiquemos el discernimiento para distinguir el bien del mal; que cuidemos nuestros cuerpos de expresión puros y limpios para poder experimentar y aprender durante más tiempo aquí en la tierra; que practiquemos y elevemos las virtudes humanas, y que tengamos confianza en Dios.
Debemos desarrollar el “músculo espiritual”, y si queremos fortalecerle y utilizarle para nuestro propio desarrollo, debemos empezar por autocontrolarnos y autodirigirnos para aprovechar las oportunidades que nos surgen todos los días, y decir como alguien dijo “No importa lo estrecha que sea la puerta y lo cargado de castigos que esté el camino, yo soy el señor de mi destino y el capitán de mi alma”. Cuando nos llega el momento, en una determinada vida, de comenzar voluntariamente a recorrer el Sendero que algunos llaman de aceleración o retorno, debemos comenzar de una manera sistemática a erradicar las indulgencias que tienden a estimular lo que pertenece al yo inferior. Nunca debemos expresar nada que sepamos que es perjudicial para el desarrollo del Ego. Debemos aprender o controlar todos los deseos y apetitos que pertenecen a lo físico, el temperamento, el carácter, y a utilizar las actitudes de tendencia espiritual. Nuestro deber es poner en práctica nuestro conocimiento espiritual ante cualquier circunstancia y prueba de la vida, pero además, debemos mantener nuestra “casa” en orden y no dejar que entre ningún intruso en ella. Debemos tener la seguridad de que nada se interponga entre nuestros deseos de elevación y nuestro Yo Superior.
Tarde o temprano, el que inicia el sendero de desarrollo espiritual, debe aprender a sacrificarse en favor de su Yo Superior. Es el sacrificio de lo que desea la personalidad de lo que se debe deshacer para el engrandecimiento del Espíritu. Cuando se hace ese sacrificio nos damos cuenta que, lo que parecía ser perder una vida de disfrute no era tal, y que por el contrario, descubrimos que hemos ganado una vida inmortal. Es cierto que debe hacerse una ofrenda completa de todo lo que amamos y apreciamos, pero también es cierto que hallamos una vida superior cuya felicidad es indescriptible, porque el sentimiento es tan profundo que no se puede expresar.
Cuando nos sentimos felices gracias a nuestro desarrollo espiritual, no debemos bajar la guardia ante las tentaciones y pruebas de la vida, además, es lógico que como efecto de todo esto nos surja una importante preocupación, esta preocupación es que nada de nuestra naturaleza nos obstaculice para ser expresión perfecta de ese Yo Superior. Somos su instrumento que puede ser usado por su voluntad y debemos mantener esta actitud ante nuestra vista como el estado de conciencia al que aspiramos. A través de su desarrollo, el ser humano llega a un nivel en que se da cuenta de que uno de los deberes más importantes es trabajar para el beneficio y sostenimiento de la humanidad. Este es uno de los pasos más elevados porque para ello debe dejar de identificarse con las formas separadas y identificarse con la Vida Una (que se expresa en vidas individuales) para intentar elevarlas a la perfección. Identificándose así, debe trabajar enteramente por el bienestar y auxilio de sus semejantes y de todo el mundo. La Vida es Divina en todos los niveles y tiene diferentes formas de expresión, si ayudamos a la evolución en alguna parte del Todo, estaremos cooperando con el Plan Divino.
Si queremos colaborar en el desarrollo espiritual de nuestro Ego, debemos tomar conciencia de lo que es la Vida Una, una vez hecho esto, tenemos que tener siempre presente que no hay que despreciar ninguna vida por muy poco evolucionada que ésta sea, si lo hacemos, debemos tener muy bien grabado en la mente el siguiente mensaje, “Respeta la vida como la respeta los que la desean”. El reconocimiento de esta verdad fundamental significa que el ser humano debe amar a sus semejantes y interesarse por ellos como parte de la Vida Universal. Nuestro deber es ver la vida en todas sus más amplias posibilidades. El resultado es que cuanto más evolucionado sea el Yo Superior, más tolerante con toda la vida manifestada será y tanto más grande será su compasión por los demás, puesto que intenta manifestar la Compasión Divina.
El poder del espíritu o primer aspecto de Dios es “Voluntad”, el Yo Superior debe utilizar la voluntad para su desarrollo espiritual por medio de las experiencias. Según se desarrolla, adquiere “confianza propia”, y gracias a la confianza propia, empieza a darse cuenta de que la fuerza de su Espíritu es la fuerza de lo Infinito que le impulsa porque es uno con su propio Espíritu; la confianza en su espíritu, a su vez, se convierte en confianza en Dios. Nosotros somos parte de Dios y confiando en Dios confiamos en nosotros mismos porque cada uno de nosotros es una chispa de lo Divino. Solo necesitamos darnos cuenta de ello y desarrollarlo, entonces el Ego se convertirá en ese Espíritu parte del Todo.
A algunas personas les parecerá difícil llevar a la práctica todo lo mencionando, son pasos elevados que cuestan sacrificio y esfuerzo constante, pero para acercarnos al Yo Superior debe ser así. Es curioso, pero en este nivel espiritual que estamos comentando, a veces nos encontramos con cosas que no entendemos, por un lado y sin darnos cuenta, nos aislamos del mundo en que vivimos y de las personas con las que tratamos, y por otro lado, queremos unirnos a todo el mundo fraternalmente. En este caso, el ser humano debe ser cauto para no crear una forma de vida separada del resto de las personas, más bien al contrario, debe fortalecer el Yo Superior por medio del amor a todos, aunque no se relacione con las personas que lo hacia antes. Lo mismo que el Sol ilumina y da calor a toda la humanidad y no toma nada de nadie, así nosotros debemos aprender a estar solos frente a las adversidades de la vida y valernos de nuestro discernimiento y conciencia interna para dar luz y calor allá donde estemos, pero sin necesidad de relacionarnos con todas las personas. De cualquier forma, esta separatividad no es real porque estamos unidos a todos los demás hermanos en Espíritu.
Estamos hablando del Ego y su mundo, y de cómo alimentarle o aumentar nuestra conciencia en relación con él, pero sería bueno preguntarnos lo siguiente ¿Cuántas veces nos ocupamos de servir y alimentar al Ego con nuestras buenas obras de una manera consciente y voluntaria? Normalmente, muchas personas que están en el Sendero del desarrollo espiritual, se quejan de que no tienen ayuda de los mundos espirituales o de su propio Yo Superior, yo preguntaría a estas personas ¿Cuántas veces actúas en nombre de tu propio Yo Superior? Cuanto antes y más trabajemos con nuestros pensamientos y sentimientos para elevarle hacia una vida libre de críticas, malos pensamientos, egoísmos, etc., antes conseguiremos su ayuda. Haciendo esto, más ayuda recibiremos de nuestro Yo Superior e incluso de otros elevados seres que están pendientes de nuestro desarrollo. Por otro lado, cuanto más nos esforcamos en identificarnos con el Ego y llevar a cabo la misión que él desea que se cumpla, más claro veremos el porqué de la vida y mejor sabremos solucionar los problemas. Si alguien se pregunta ¿Qué es lo que el Ego desea que hagamos? Yo le pregunto, ¿Qué sientes o has sentido cuando has hecho una obra con todo tu corazón y todo tu amor? Eso que has sentido es la vibración que nos manda nuestro Ego como expresión para decirnos ¡bien hecho, sigue así y los dos pronto seremos Uno ante Dios! Por lo tanto, debemos persistir en establecer dentro de nosotros mismos esas vibraciones que hacen que nos unamos a él, o al menos, debemos tener cuidado para no entorpecer su desarrollo con nuestras actitudes.
¿Nos hemos puesto a pensar hacia dónde se dirige el esfuerzo y desarrollo del Ego? Como es lógico, hacia su unión con lo Divino y Primordial, hacia el Padre, hacia la colaboración en la gran Obra del Logos; luego entonces, si nosotros nos esforzamos para unirnos a nuestro Ego, debemos trabajar en la misma línea para el desarrollo de las virtudes y poderes, para así ser más útiles en su servicio. Olvidándonos de nosotros mismos por el trabajo desinteresado, crecemos como partes del Ego y a su vez como partes de Dios, de modo que, no es pensando en nosotros mismos, sino luchando para favorecer y ayudar a otros como más avanzamos hacia nuestra meta. La gran Idea es “El cumplimiento de la perfección en la Gran Obra de Amor del Logos, nuestro Dios”. Naturalmente, que una de las primeras cosas que tenemos que desarrollar para trabajar por esa unión con nuestro Ego, es tomar conciencia de que existe en nosotros mismos, que somos nosotros mismos cuando intentamos ser amorosos con los demás sabiendo que ellos también son hermanos nuestros en espíritu. Si no podemos ver a Dios en nosotros mismos, no lo podremos ver en los demás, porque hasta que no nos reconozcamos como tal, no nos responderá nuestro Dios interno; y si no nos responde, no podremos actuar como instrumentos suyos en esta vida. Dicho de otro modo, hasta que no seamos capaces de ver el lado noble y espiritual de todos los seres, y hasta que no rechacemos todo lo vulgar e inferior que impide el desarrollo espiritual interno, no podremos responder a nuestro Ego y entender la Vida Superior.
El camino que unifica el Yo Superior con el Yo Universal comienza con el inegoísmo, el egoísmo es una de las barreras más altas que debemos superar, y sin embargo apenas lo vemos. Si meditamos nuestra forma de pensar y de actuar en general, comprobaremos que el egoísmo está en casi toda nuestra vida, aunque a veces nos cueste verlo. Algunas de las cosas que un discípulo debe desarrollar y llevar a la práctica para luchar contra el egoísmo es la humildad, la sencillez y el pasar desapercibido. El Ego siempre nos intenta decir que si tenemos que tener egoísmo sea siempre por lo espiritual y no por lo material, porque lo material es lo que le ata al renacimiento. Cuando el hombre se apega a lo material, debe vivir con la intención de hacerlo como si fuera para su Yo Superior, o mejor dicho para Dios, -así no caemos en el egoísmo- Nunca debe esperar que lo elogien, adulen ni nada parecido, porque sabe que todo lo que es y tiene, es gracias a Dios.
El discípulo no busca el éxito, sino que si le viene lo acepta como premio de algo bueno que ha hecho antes; no quiere ser el primero, simplemente cumplir con su trabajo, deberes y responsabilidades; no trabaja para su beneficio propio, sino que lo hace pensando en la humanidad porque sabe que su trabajo y posición también es gracias a otros; no piensa en los resultados de sus obras, porque sabe que el deseo por lo material le esclaviza, por lo tanto, trabaja para la humanidad y para Dios. Por eso está escrito: “Los últimos serán los primeros” “El que quiera ser el primero que sea el último y el servidor de todos” “Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura” Después de analizar esto, podemos decir que el Ego intenta enseñarnos que el verdadero trabajo del hombre es hacer todo con amor, como si fuera para Dios; que la mayor satisfacción es “servir” allá donde podamos, porque lo que hagamos por la humanidad lo hacemos por Él; y que; el mayor progreso lo hacemos por medio de actuar voluntaria, consciente, y persistentemente.
Para corregir esto debemos comenzar con las cosas pequeñas, vencer el orgullo, el odio, el rencor, la arrogancia, estos son los primeros pasos para hacernos fuertes. Según controlemos nuestras debilidades y espiritualicemos nuestro carácter, iremos tomando fuerza para superar otras cosas peores. Lo importante es ponerse a trabajar con la clara idea de que somos un Ego que intenta manifestarse plenamente, pero que se lo impide todo lo negativo de nuestro carácter, actitudes y forma de afrontar la vida. Debemos hacernos a la idea de que somos un centro de Amor que intenta beneficiar y ayudar a los demás, porque haciendo eso, indirectamente nos beneficiamos nosotros mismos, pero ¡cuidado! No actuemos con esa intención, porque eso sería una forma sutil de egoísmo.
La comunicación con nuestro propio Ego yace en nuestro corazón, así que, cuando actuamos de corazón, lo estamos haciendo como el verdadero Ego. Si tenemos nuestra conciencia puesta en todo lo que hacemos, estaremos actuando con toda nuestra mejor intención para el desarrollo espiritual. Esto significa que derramamos toda nuestra fuerza en lo que hacemos, la reforzamos y además, anulamos todo lo que se relaciona con la personalidad; o sea, nos acercamos a la Verdad Divina y dominamos a lo inferior haciendo de la personalidad una expresión del Yo Superior. Como Egos evolucionantes y hermanos del prójimo, debemos tener siempre presente que actuar con el corazón en nuestra relación con ellos, es dejar a un lado los intereses propios e intentar llegar al corazón de las cosas y de ellos mismos para dar lo mejor que tenemos, de esta forma, la Fuerza Divina se realizará en nosotros para hacernos cada vez más grandes servidores de la humanidad.
A lo largo del camino y según vamos dominando y transformando nuestro carácter, temperamento y forma de ver la vida, vamos sintiendo cada vez más fuertemente el amor, la buena voluntad y lo bello de las personas. En esa etapa ya echamos cómodamente a un lado algunas de las cosas de la personalidad que no nos gustan y actuamos guiándonos siempre por nuestros mayores y más elevados ideales. Mostramos de manera más constante nuestro espíritu de ayuda humanitaria, pero debemos tener cuidado porque siempre estaremos en peligro de caer en nuevas tentaciones que creemos vencidas o en otras nuevas. Somos tentados y probados para elevarnos y fortalecernos, y eso nos puede venir en forma de aspiraciones materiales, de elevación y otras muchas pruebas que pueden hacer que renazca el egoísmo, la arrogancia, la envidia o la simple crítica. Por lo tanto, debemos estar siempre alerta y no olvidar nunca que cuando estamos en esta etapa del Sendero, los Maestros nos observan esperando el momento en el que estemos preparados para ser sus discípulos.
Es bueno y trae excelentes resultados, hacerse a la idea de esta realidad, cuando intentamos actuar como nuestro propio Yo Superior estamos aumentado la Luz espiritual, y eso atrae la visión del Maestro. Si pensamos que podemos ser discípulos de un Maestro y intentamos ser su instrumento para beneficio de la humanidad; si dejamos que su fuerza fluya por nosotros sin adulterarla ni mancharla; y si hacemos todo lo posible para que este vínculo no se rompa; veremos como nuestras actitudes en la vida cambian para el bien de nuestro propio desarrollo. Naturalmente que para llevar a cabo esto, debemos tener siempre presente la presencia del Maestro como supervisor de nuestras actividades y forma de pensar, además, debemos estar siempre alerta para que nuestras cosas negativas no le lleguen e interrumpan la conexión. Nuestro deber principal es estar serenos, pacíficos, haciendo que nuestros sentimientos y pensamientos sean los más elevados porque, actuando así, antes nos capacitaremos para estar cara a cara ante su presencia. En este caso nuestra mente y deseos deben estar siempre a disposición del Maestro o, mejor dicho, deben ser sus instrumentos de expresión aquí en la tierra.
Dicen los Maestros que siempre están observando a la humanidad para ver cuándo se enciende una nueva luz en la oscuridad. Cuando las ven, no pueden dejar de observarla e intentan ayudar a esa persona para no que no cese en sus esfuerzos en la decisión que ha tomado, y para que esa pequeña luz se convierta en una llama que ilumine a los que le rodean. De esa manera tiene que trabajar la persona que desea evolucionar, su persistencia en hacer el bien debe encender su Luz, y al entregarse en servicio amoroso a la humanidad se convertirá en una llama que dará luz y calor a los demás.
No es fácil poner los diferentes cuerpos a disposición del Ego para que él se exprese tal y como es, pero bien vale la pena hacer constantemente todo lo que podamos para ello. No basta con decir que vamos a hacer lo que éste libro diga que es bueno, si estas enseñanzas no penetran en nuestra propia vida y las llevamos a la práctica, no conseguiremos nada. Debemos aprovechar todas las oportunidades, aún en medio del tumulto, de la excitación y de los problemas de nuestra vida cotidiana; debemos estar ansiosos de encontrar oportunidades para el desarrollo y para llevar a la práctica todo este conocimiento. Sólo los que se esfuerzan y persisten en actuar de acuerdo con esta filosofía, se están preparando y están encendiendo la Luz que hará venir al Maestro.
El Ego es la Voz de la Conciencia, y como tal sabe lo que es correcto y lo que no. Cuando nuestro desarrollo permite una más clara expresión del Ego, no sólo actuamos intentando hacer y ver lo recto, sino que, además, pensamos en las consecuencias que eso puede traer y cómo puede afectar a los demás. No debemos pensar en los efectos de nuestras acciones desde el punto de vista del beneficio, sino desde el punto de vista de beneficiar a la humanidad ya que, las Leyes Divinas se encargan de darnos lo que merecemos. Para hacer esto, es imprescindible el discernimiento entre lo real y lo irreal; lo que se relaciona con el Ego y lo que se relaciona con la persona; lo que obstaculiza o lo que favorece la expresión del Ego; lo duradero o eterno y lo perecedero o material. Esta práctica es muy importante y debe ser puesta en práctica constantemente.
También dicen los Iniciados que el ser humano tiene que desarrollar dentro de sí mismo al “Niño Cristo”. Cuando estamos encaminados en el Sendero, por cada buena acción, pensamiento y palabras desinteresadas, altruistas y humanitarias, atraemos materia espiritual hacia los cuerpos invisibles, y cuanto más actuemos así, mayor cantidad retenemos para engrandecer y hacer que brillen nuestros cuerpos. Esta materia espiritual es la base de un nuevo cuerpo que debemos formar llamado Cuerpo-Alma, para hacer crecer ese Cuerpo-Alma, debemos alimentarla con las buenas acciones de Amor y abnegación, y por medio de no practicar lo que perjudique a los demás. Si no la alimentamos muere de hambre, por eso nuestro deseo de superación y nuestros anhelos espirituales deben estar siempre presente en nosotros. Ese Cuerpo-Alma es el futuro cuerpo para poder funcionar en la próxima etapa de desarrollo de la humanidad en este planeta. Cuando este Cuerpo-Alma se desarrolla, nace el Niño Cristo en nosotros y tenemos que alimentarle con esa materia etérica espiritual que resulta de nuestros buenos actos. Este Niño Cristo es una Fuerza Radiante y benéfica para el mismo Ser humano y para su utilización en bien de la humanidad. Es una armadura que ningún mal puede atravesar y que, además, hace que el mal que nos intenta penetrar se vuelva contra la persona como lo hace un boumerang respecto al que lo lanza; esto, al fin y al cabo, es una Armadura de Dios, una armadura que nos protege y ayuda siempre que nuestro deseo sea el del amor y el servicio al prójimo.
No podemos amar a nuestro Yo Superior, si no nos aproximamos a él por medio de nuestras buenas acciones, y no podemos aproximarnos, si no comprendemos lo que él representa en cada ser humano No podemos amarlo sin sentirlo, y no podemos sentirlo si no existe en nosotros mismos. Debemos amar lo Divino en la humanidad tanto como lo Divino en nosotros mismos, una vez hecho esto, seremos uno con el Yo Superior y no habrá nada que no podamos conseguir.
Si deseamos ser un hermano más que camina en compañía de otros hacia la cima de la montaña, debemos penetrar en nuestro corazón, conocer la Divinidad que se manifiesta en nosotros como un Alma inmortal, y buscar en nosotros lo perfecto e inmutable. Cuando encontremos y consigamos esto, nuestra luz se unirá a la de los demás para poder actuar como bienhechores de la humanidad que velan por el desarrollo espiritual. Debemos saber que en esa “Hermandad” no caben las imperfecciones y, por lo tanto, el fuego del Amor de Dios debe consumir todo lo opuesto a Él. Debemos ir siempre con estas verdades como si formaran nuestro propio cuerpo y nos debemos rodear de un aura esplendorosa que no permita la entrada de ninguna substancia corrupta producida por pensamientos impuros. Nuestros sentidos internos se deben abrir a la perfección de las verdades espirituales y nuestra mente debe estar iluminada por la Sabiduría Divina. Cuando lleguemos a este punto se despertaran los poderes internos que nos harán invencibles, sufriremos una transformación y una restauración que harán de nosotros un Ser de Luz, y nuestro cuerpo será la mansión del Espíritu Divino.
Dice el maravilloso libro “Luz en el Sendero”:
“Manténte ajeno a la batalla que empieza, y aunque tú pelees,
no seas el guerrero; Busca al Guerrero y deja que pelee en ti;
Recibe sus órdenes para la batalla, y obedécelas;
Obedece, no como si fueras un general, sino como si fueras tú mismo y
como si sus palabras fuesen la expresión de tus secretos deseos;
pues él es tú mismo, aunque infinitamente más sabio y fuerte que tú;
Búscale antes de que en el fragor y fiebre de la batalla puedas dejar de percibirlo;
pues él no te reconocerá a menos que tú lo conozcas;
Si tu grito llega a su oído atento, entonces luchará en ti y llenará el triste vacío del interior;
Y si esto sucede, entonces podrás permanecer sereno e infatigable durante la batalla, manteniéndote apartado y dejándole pelear por ti;
Entonces será imposible que des un solo golpe en falso;
Pero si no lo buscas, si pasas a su lado sin percibirle, entonces no hay salvaguardia para ti.
Tu cerebro te turbará, y tu corazón se tornará irresoluto, y en medio del polvo del campo
de batalla, tu vista y sentidos se oscurecerán; y no distinguirás a tus amigos de tus enemigos.
Él es tú mismo, sin embargo, tú eres finito y sujeto a error. Él es eterno y seguro. Él es la verdad eterna. Una vez que haya penetrado en ti y se haya convertido en tu guerrero,
jamás te abandonará por completo, y en el día de la gran paz, él y tú os convertiréis en uno”
MEDITACIÓN
Antes de nada y como para cualquier otra meditación y relajación, ponte en una posición cómoda de tal manera que no tengas que estar pendiente de ninguna molestia, la mejor posición es la que haga que te olvides cuanto antes de tu cuerpo físico. A continuación, relaja todo tu cuerpo comenzando por los dedos de los pies, suelta todos los músculos e imagina que tu sistema nervioso está bajo tu control y por lo tanto te obedece. Sigue relajando todo tu cuerpo desde las piernas hasta el tronco, luego pasa a los dedos de las manos y brazos, y a continuación relaja muy profundamente la zona de tu cuello, esto es muy importante. Procura que tu columna esté más o menos recta y la barbilla un poco inclinada hacia adelante, luego termina por relajar toda la cabeza, párpados, mejillas, mandíbulas, frente, etc. Este no es un libro de relajación y por eso sólo doy las líneas generales para que cada uno practique a su manera o como mejor pueda.
Después de la relajación estarás mejor preparado para meditar sobre ti mismo como Yo Superior. Una vez relajada también la mente y teniendo en cuenta que eres tú el dueño de la misma, comienza el siguiente ejercicio: Comienza por repetir la frase “Yo soy Yo”, pero intentando causar la sensación de que estas por encima de la mente y fuera del cuerpo. A continuación añade estas otras frases “Yo no soy el cuerpo físico, soy su dueño y puedo hacer con él lo que quiera” “Yo no soy mis deseos ni mis pasiones, yo estoy por encima de ellos y las puedo transformar porque tengo el Poder del Espíritu” “Yo no soy mi mente y, por lo tanto, puedo utilizarla para pensar cuando y lo que Yo quiera”.
Sin dejar de repetir “Yo soy Yo”, combinad estas palabras con las frases mencionadas anteriormente, pero siempre con el sentimiento y la convicción de que verdaderamente tenéis todo ese poder y estáis por encima de esos vehículos. Debéis hacer todo lo posible para intentar sentiros por encima de ellos, utilizad la imaginación y la visualización si os hace falta, pero el sentimiento debe ser de comprensión y el convencimiento, de que todo es verdad y de que luego y a partir de la meditación, vais a poder hacer todo lo que meditéis. Meditad sobre vuestra forma de ser en la vida diaria, y ved como el “Yo” no se puede manifestar porque está velado por los deseos y por la mente. Meditad y ved de qué manera y cómo muchísimas veces a diario, perdéis la oportunidad de doblegar estos instrumentos. Meditad y comprender cómo y cuándo debéis imponeros sobre vuestros cuerpos para hacer lo que vosotros queréis como Yo Superior. Estad atentos a no desviaros hacia otras cosas y pensamientos, tenéis que utilizar la mente para lo que vosotros queráis y para crear los sentimientos que creáis conveniente. Vosotros sois el Poder y como tal, teneis que identificaros con el Yo Universal, no caigáis en la tentación de pensar que vosotros hacéis las cosas; pensad que “vuestro cuerpo hace lo que queréis; que vuestro cuerpo de deseos desea lo que vosotros queréis sentir y desear; que vuestra mente piensa lo que vosotros queréis pensar; y que podéis dominar siempre y en todo lugar a vuestros instrumentos.
Si queréis facilitar este ejercicio durante el día y desarrollar esa conciencia, intentad observad cómo se expresan esos vehículos, estad pendientes de lo que hacéis para dominarlos, guiarlos y educarlos. Debéis ser vosotros mismos, debéis llegar a dominarlos de tal manera que sea el Yo Superior, quien se manifieste en pensamiento, palabra y obra. Dad libertad a todos vuestros ideales elevados y espirituales y a vuestros deseos amorosos y desinteresados, actuar siempre de una manera justa, honrada y noble, así manifestareis lo que verdaderamente sois: “Una parte del Amor Infinito que se manifiesta con Sabiduría a través de su Inteligencia y de sus Actividades en el mundo físico.

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del libro "Métodos esotérico-prácticos para el desarrollo interno" de Francisco Nieto Vidal