MI HOMENAJE A LA FRATERNIDAD ROSACRUZ Y A MAX HEINDEL

viernes, 12 de noviembre de 2010

LA OBSERVACIÓN

“La observación favorece el desarrollo de

la voluntad, la meditación y el discernimiento”

CAPÍTULO XIII

LA OBSERVACIÓN

La observación trata de que la persona enfoque la mente en todo lo que le rodea, es como si la persona misma se expandiera hasta contactar con esos objetos o personas que se encuentran cerca de él en todo momento. Una vez hecho esto, puede estudiar con detalle los objetos y las circunstancias.

Normalmente, las personas vamos por el mundo “mirando sin ver” y “oyendo sin escuchar”, pasamos por el mundo sin apercibirnos de todo lo que nos rodea y ocurre a nuestro alrededor, es como si nuestra vista se perdiera en ningún sitio. Sin embargo, cuando actuamos como observadores a través de una lupa, nos favorece para el desarrollo de la meditación, concentración, voluntad, discernimiento, y para grabar en el subconsciente todo lo que vemos; así aumentamos también el poder de la propia memoria. La observación es imprescindible para la comprensión de las cosas y para que queden impresas en la conciencia, también podemos decir que, según el grado de observación sobre las cosas, así será el grado de grabación o memorización en el subconsciente.

Normalmente podemos llevar a la práctica dos clases de observación, una la del mundo exterior que nos rodea, y otra la del mundo interno; una la podemos practicar mientras estamos activos, y otra mientras estamos descansando sin nada que hacer. Dentro de estas dos formas de observación es conveniente que sean voluntarias y no involuntarias y sin atención, porque esas sirven para muy poco. Cuando observamos con atención el mundo que nos rodea, se nos despierta el interés por muchas de las cosas que vemos, este interés le podemos aprovechar a la vez, para sacar provecho por medio de la meditación y el discernimiento. Por ejemplo, si observamos como dos personas discuten porque uno le ha empujado a otro sin querer, si comenzamos a discernir y a meditar a partir de la observación desde el principio de los hechos, aprenderemos principalmente dos cosas: 1ª. Que lo podían haber evitado por medio del diálogo, la comprensión y la tolerancia, y 2ª. Que aprendemos la lección para que, cuando nos ocurra a nosotros, no reaccionemos así. Por lo tanto, es conveniente observar con interés y atención.

La observación también desarrolla el interés y la memoria, y de esto nos podemos dar cuenta porque cuando somos viejos ya no prestamos la misma atención, -no observamos el mundo que nos rodea y parece como si perdiéramos facultades mentales-. Es muy conveniente ejercitar la observación pero, teniendo siempre claro, que no debemos tener la atención puesta en varios sitios a la vez. Hay quien opina que para mejor provecho de la observación, deberíamos observar tan profundamente que nos tendríamos que olvidar de nosotros mismos. Para ver si nuestra observación va en aumento, coged un objeto que tenga muchos detalles y observadlo durante un minuto, luego, anotar todos los detalles que hayáis visto, al siguiente día, coged el mismo objeto y haced lo mismo, comprobaréis que cada día vais viendo más detalles. Esto también se puede hacer en el interior de una casa, con un paisaje, etc. Por medio de la observación alimentamos la mente y obtenemos el beneficio de la disciplina. La observación lleva a la obtención de las facultades cognoscitivas por medio de los sentidos, la impresión mental resulta de la observación consciente de las cosas. Una de las cosas que hay que tener en cuenta en la observación, es que no hay que hacerlo en conjunto, sino por detalles, por ejemplo: forma, color, tamaño, con qué se relaciona, qué nos recuerda, de qué está echo, etc.

La observación es el empleo de los sentidos como medio de obtener información del mundo que nos rodea, por eso es muy importante que observemos todo lo que vemos y lo que nos ocurre sin perder el menor detalle. El motivo principal es porque haciéndolo así, las grabaciones de la memoria consciente serán iguales que los recuerdos que se graban automáticamente en el subconsciente; esto es una manera de mantener un equilibrio armónico en nuestro aspecto mental y sentimental. Este ejercicio también se relaciona con la vida que tenemos en el purgatorio después de la muerte.


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del libro "Métodos esotérico-prácticos para el desarrollo interno" de Francisco Nieto Vidal

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