“La adoración
es la común unión del Alma con el Espíritu”
CAPÍTULO XVI
LA ADORACIÓN
La adoración es un aspecto mental diferente, una nueva etapa dentro de la evolución espiritual del Ser humano. Lo mismo que en la contemplación nos ayudamos con la meditación, concentración o imaginación, así, en la adoración es imprescindible la contemplación, porque la “adoración” es algo así como “identificarnos con algo superior y ser uno con ello por medio de adorarle”; es como si fuéramos un rayo del Sol y por la adoración hacia éste nos fuéramos acercando a él. Este ejercicio es una facultad del Espíritu y no es fácil -como ocurre con la contemplación- conseguir desarrollarlo hasta obtener un resultado; Max Heindel opina que sin la ayuda de un Maestro no se consigue. La adoración consiste en sacar algo nuevo de lo más profundo de nuestro Ser, para unirlo a lo más profundo o fuente de todo lo existente, porque aunque algunos se quedan extasiados con cualquier motivo de adoración, la Vida, el Principio o Fuente de todo, es Una -Dios-. La adoración nos lleva a identificarnos con Dios, y cuando alcanzamos cierto éxtasis ocurre algo nuevo dentro de nosotros.
Este ejercicio se debe hacer -si tuviera que seguir un orden- después de haber obtenido resultados con la contemplación, pero esto no significa que no se pueda hacer, porque todos estos ejercicios ayudan a elevar nuestra naturaleza interna y hacen que nuestra aura brille y atraiga la atención de los Maestros. Nadie debe pensar que porque en esta vida no adquiera ningún poder ha perdido el tiempo, no es así, todos estos ejercicios nos ayudan mucho en la vida y actividades cotidianas, y se puede asegurar que por su medio alcanzaremos un gran desarrollo moral, mental y espiritual. Pero también hay que decir que obtener poderes no es lo más importante, eso nos tiene que dar igual, la única preocupación que debemos tener es ser cada día mejor y mejores servidores de la humanidad, haciendo esto y practicando los ejercicios, podemos asegurar que estamos actuando bien en todos los sentidos.
La devoción es un complemento o fase de la adoración y, por hacer alguna mención sobre ella, diré que cuando sentimos o tenemos devoción por algún ideal o ser elevado nos ayuda a subyugar los instintos animales. La devoción, como actitud emocional, pasiva y no intelectual, la suelen escoger como línea a seguir las personas de tendencia mística, y según la intensidad emocional y la persistencia en los ejercicios, llegan a desarrollar y acelerar la vibración de la materia de su cuerpo emocional, hasta que alcanzan ese éxtasis religioso del cual nos habla Sta. Teresa de Jesús.
El místico profundiza tanto en el amor religioso, que la devoción resultante le hace sentir la “Verdad” sin necesidad de buscar explicaciones razonables. Estas personas viven por la fe y no tienen un mundo muy amplio para trabajar lo que sienten ni para explicar nada, la parte intelectual apenas influye en su vida, ellos sólo viven internamente y no piden ni necesitan explicaciones, sólo viven por la fe y el amor. El problema es que no saben como trabajar mentalmente para mejorar a la humanidad, porque no razonan para ver cómo pueden hacerlo, sienten pero no practican el discernimiento apenas, y lo ideal es que sientan y razonen para ver como pueden utilizar sus sentimientos para beneficio del prójimo. Lo mismo ocurre con el intelectual, si no siente, si no desarrolla los sentimientos de compasión y fraternidad, no podrá hacer algo inteligentemente útil para el bien de la humanidad. Por esto, como ya he dicho “debemos pensar con el corazón y sentir con la mente”.
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