“La concentración es imprescindible para conseguir
cualquier cosa en la vida”
CAPÍTULO XI
LA CONCENTRACIÓN
Concentración es “enfocar la mente en un sólo punto”, “dirigir los pensamientos a un centro para examinarlos en toda su pureza”. Es algo así como potenciar nuestra voluntad para extraer todo lo posible del objeto de concentración, es lo mismo que cuando concentramos los rayos del sol con una lupa. Cuando centramos así nuestra mente, aumentamos su poder de concentración y, cuanto más concentración, mayor poder para no permitir que la mente se desvíe hacia otras cosas.
La verdadera concentración debe ser tal, que nos absorbamos en el objeto o motivo, de tal manera que no nos enteremos de cualquier ruido que haya a nuestro alrededor. Esto se puede empezar a practicar -aunque no es fácil- intentando leer un libro donde haya gente hablando, hay que ser capaces de cerrar los sentidos a todas las influencias externas, de tal manera que no tengamos conciencia de nada más que de la lectura del libro. La concentración llega a unir la naturaleza espiritual del hombre con la del objeto o motivo de concentración, porque la concentración -profundización- va eliminando lo externo y superfluo, para llegar a lo profundo y verdadero. Con este ejercicio, no solamente obtenemos poder de concentración, desarrollo de la voluntad, paciencia y persistencia, sino que además es muy útil para el desarrollo de la clarividencia. Con este ejercicio “limitamos el campo de atención”, para concentrarnos y tener una visión o percepción más clara, y una conciencia más real del objeto.
Podríamos decir también, que cuando el hombre trabaja internamente con todos los medios posibles -lo que intento hacer con este libro-, está trabajando de fuera para adentro, está penetrando en busca de su Espíritu, y cuando llegue a cierto punto, el Espíritu se manifestará hacia el exterior, mostrando entonces el aspirante, un semblante relajado, sereno y bondadoso.
La concentración hace que el hombre progrese de menos a más, por ejemplo: De un amor frío o indiferente, a un amor simpatizante, de éste, a un amor de pareja, de éste otro, a un amor fraternal hacia una persona que apreciamos de corazón, y de éste último, a amar a toda la humanidad sin distinción de raza, credo, etc. Todo depende del propósito de la concentración y de la meditación (de la que hablaré en el próximo capítulo) La concentración nos da la oportunidad de descubrir la parte infinita y espiritual en lo finito y material, es decir, si no nos dejamos llevar por emociones y sentimientos negativos, por medio de la concentración podemos ver lo más bello y espiritual de la persona que queremos observar, y si una vez hecho esto, manifestamos Amor, estaremos ejercitándonos para amar a toda la humanidad puesto que todos somos hermanos.
La concentración es imprescindible para conseguir cualquier meta en la vida, el éxito se obtiene por medio de la concentración, lo mismo que obtenemos mayor grado de comprensión de un libro cuando nos concentramos en su lectura. El dominio de la mente, los deseos, emociones y acciones por medio del propósito y de la concentración, puede llevar a cualquier persona a conseguir lo que desea; digo más, el progreso -las invenciones- no llegaría a ser si no fuera por la concentración de la mente sobre el motivo deseado para extraer algo nuevo. Todos los filósofos, Escuelas de ocultismo, Maestros espirituales y cualquier escuela o persona que estudie la evolución del hombre, han observado y pueden observar, lo beneficiosa que es la concentración. Todos la han utilizado y recomendado como la mejor manera para sacar más provecho de su estudio y para el desarrollo interno. ¿Qué es la oración o la repetición de un mantra sino la concentración de la mente sobre una determinada frase? Y, sin embargo, eso hace fluir del interior de la persona un sentimiento inexplicable que llamamos “fraternidad, amor, etc.”
La concentración en “Amor” nos puede hacer olvidar el “odio” hacia otra persona, así, si nos concentramos en pensamientos y sentimientos positivos, anularemos la envidia, los celos, la arrogancia, el miedo, etc. Si la persona practica con concentración los ejercicios y conocimientos de este libro, llegará a cambiar de carácter y de hábitos, luego entonces, hasta en eso nos puede servir la concentración. Dice Annie Besant, que el estudiante de ocultismo “Debe empezar a practicar la concentración cultivando un estado ecuánime y sereno en la mente, y que su vida debe estar limpia, y sus pensamientos puros para concentrarse en asuntos elevados y cultivar la constancia y la devoción... Cuando ha obtenido cierto grado de dominio mental debe practicar la concentración, algunos minutos a diario, sobre algún motivo abstracto o elevado objeto de devoción.. Se debe dominar la mente hasta conseguir tal tranquilidad y fijeza que pueda retirar su atención del mundo, del cuerpo y de sus sensaciones, siempre y cuando quiera, para aplicarla al punto más elevado que se pueda alcanzar”. Por la concentración de la mente en temas abstractos, podemos descubrir una nueva vida superior a la que normalmente tenemos, y el que lo haga con motivos de devoción, descubrirá a Dios en todo y comprenderá que todo está en Dios.
Como todo en la vida, la concentración se debe de comenzar por ejercicios sencillos sobre las cosas que nos rodean, pero hay una cosa que sí hay que tener en cuenta siempre, y es que no hay que ponerse tenso, hay que relajar la mente. “Poned el objeto o la imagen delante de vuestra mente y concentraos de una manera tranquila, como cuando estáis viendo una película en el cine”; para ver los detalles no es necesario el esfuerzo mental, también los podemos ver con una mente relajada. “Comenzad por practicar cinco minutos diarios, primero observad el objeto, y luego concentrad la mente poco a poco para que sólo exista ese objeto, el objeto debe ser del mundo en el que está vuestra conciencia; esto se puede hacer con los ojos cerrados o abiertos, pero no es necesario fruncir el ceño ni poner en tensión los músculos del cuerpo”. La concentración puede practicarse constantemente, pero debe hacerse sin esfuerzo, de una manera persistente y relajada, deshaciéndose a la vez de las agitaciones del cuerpo de deseos. Con la práctica, cada vez se necesitan menos minutos para extraer lo que deseamos o quedar satisfechos del ejercicio; sin embargo, cuanto más adelantamos más desearemos practicar la concentración sobre ciertos motivos.
Cuando la persona que practica la concentración tiene conocimientos esotéricos y sabe cómo el Ego domina la mente y sus vehículos, ya tiene mucho a su favor, porque lo tendrá todo más claro, más al alcance de su mano, y además desarrollará una gran confianza propia. Esto es lo mismo que cuando se nos avería un coche, si tenemos conocimientos mecánicos, antes averiguaremos cuál es la avería.
La confianza propia desarrolla o facilita la concentración así como la observación facilita el desarrollo de la memoria, pero también es cierto que el escepticismo y la incertidumbre son obstáculos que nos perjudican. La concentración se puede utilizar de dos maneras en nuestra vida cotidiana y en cualquier sitio:
1ª. Utilizando la mente para pensar en determinadas cosas relacionadas entre sí o que son parte de un mismo tema, como por ejemplo todos los conocimientos esotéricos.
2ª. Concentrándonos en todo lo que hacemos continuamente, esto es polarizar la mente por medio de la concentración, es iniciar una tendencia o un hábito que nos puede ser muy útil en nuestra vida cotidiana.
Pongamos un ejemplo: “Una persona quiere quitarse la costumbre de pensar mal sobre otra”, entonces, si cada vez que le viene a la cabeza se concentra voluntariamente en esa persona y lo hace en alguna de sus cualidades o virtudes, estará polarizando su forma de pensar -su mente- hacia esas cualidades, y a la vez, está abandonando la parte negativa. Este ejercicio de concentración, unido a un sentimiento de verdadera amistad, puede dar como resultado una sincera relación de los dos.
Cuando nos concentramos constantemente en lo que hacemos, estamos desarrollando la voluntad, pero también estamos polarizando las acciones, sentimientos y pensamientos en una determinada línea de actuación que se relaciona con nuestro propio desarrollo. Por lo tanto, es conveniente tener claro lo que queremos desarrollar o conseguir, para ir polarizando nuestra mente hacía ese campo. A la hora de escoger el motivo de concentración, es preferible hacerlo sobre algo positivo de una persona cualquiera o de nosotros mismos, esto es una manera de no aumentar el deseo por lo material. Si además, es un ser fuera de lo común -un ideal elevado- aprovecharemos la concentración para que nazcan sentimientos elevados sobre la humanidad; es preferible esto que no permitir a la mente deambular de un sitio para otro. Para que haya triunfo externo tiene que haber trabajo interno, el triunfo se obtiene dependiendo de lo que se busca y de cómo se busca.
La concentración es la esencia y la base de todo conocimiento, porque si no hay concentración no hay toma de conciencia, el hombre pierde mucha energía por medio de sus creaciones mentales innecesarias y absurdas, sin embargo, si concentra su mente en todo lo que hace, ahorraría energía y sacaría más provecho de las experiencias. El hombre concentrado comete muchos menos errores que el que no lo es, porque es él mismo quien actúa, y de la otra forma son sus sentimientos y pensamientos los que obran libremente.
Dicen los yoguis de la India que el yoga sirve para unir al hombre con Dios, bien, pues la concentración sirve para eso. Es como utilizarla para ir perforando en lo material hasta descubrir el Espíritu, es controlar los sentidos y la mente, y enfocar la voluntad hacia el Espíritu.
Hay varios procesos para concentrar la mente:
1º. Controlar la mente para evitar la intromisión de lo externo y así no perjudicarnos en nuestra búsqueda.
2º. Absoluta sinceridad en pensamiento, palabra y obra.
3º. Profundizar a lo más profundo del motivo de concentración.
Si hemos trabajado con los ejercicios y el conocimiento dado, nos habremos dado cuenta que estamos cambiando interiormente, somos más sensibles a lo espiritual y humano, y estamos descubriendo un mundo nuevo. Al comenzar la práctica de la concentración, nos daremos cuenta que algo se revela y nos hace más difícil este ejercicio, porque no admite la disciplina mental, aún así, seremos unas personas más relajadas y serenas, llenas de calma, bienestar y seguridad interna. Esto es sólo el principio, debemos practicar durante el día los ejercicios que podamos, porque todos ellos nos llevan a contactar con nuestro Espíritu o, al menos, a ver la vida desde otro punto de vista. No debe de cesar el anhelo, el esfuerzo ni el ardor, la practica debe de ser constante; la meditación, la observación, la contemplación, la adoración etc., son pasos hacia la iluminación del Ser, pero esto no se consigue si no hay voluntad y concentración.
Sabemos que los hábitos se adquieren por medio de la repetición, si queremos crear hábitos espirituales por medio de la concentración, debemos desarrollar la persistencia y la paciencia para el desarrollo de los mismos y para destruir los malos hábitos que ya tenemos adquiridos. Es conveniente elegir unas determinadas horas del día para hacer todos estos ejercicios y así practicar, siempre que podamos, la concentración. También es conveniente hacerlo siempre en el mismo sitio, -asiento, habitación, etc.- porque ese hábito nos facilitará mucho el ejercicio, de hecho, el día que no le hagamos, nos lo recordará el Ego y lo echaremos de menos.
Hay quien le gusta hacer estos ejercicios con algún motivo alentador de tendencia espiritual o mística, pero es aconsejable tener en cuenta lo siguiente:
1ª. No carguéis la habitación de cosas extrañas o raras, tenedla sencilla y con cosas naturales
2º. Si utilizáis incienso procurar utilizar el que utiliza la iglesia -es una fórmula propia que tienen desde hace siglos y tiene muy buen efecto- o, si utilizáis otros, procurad que sea el de Benjuí, Olívano o, como último recurso, el de Sándalo. Estos inciensos armonizan y equilibran la atmósfera, crean un ambiente espiritual y devocional, y atraen elementales que están en esa misma vibración positiva, por lo tanto, no ocurre como con los otros inciensos que atraen otros elementales que estimulan otros deseos inferiores y poco recomendables.
Los motivos para la concentración pueden ser muchos, algunas personas elegirán frases abstractas o mantrans incomprensibles, otros elegirán una simple palabra u oración cuyo significado le haga sentir algo bello y espiritual dentro de ellos mismos. Pero de un modo u otro, al crear un sentimiento o emoción fuerte, y por medio de la repetición, nos introduciremos en tal y profundo estado de concentración, que adquiriremos el poder de conectarnos o desconectarnos cuando queramos. De todas formas, es conveniente comenzar con ejercicios simples, como por ejemplo, concentrarse en una semilla para que por medio de la imaginación creativa, veamos cómo de esa semilla se forma una flor que a su vez echa más semillas similares.
Este ejercicio es el segundo más importante que da la Fraternidad Rosacruz para que el aspirante al Discipulado llegue a desarrollar la percepción espiritual o clarividencia. Este ejercicio lleva al aspirante a “obligar al cuerpo de deseos a realizar el mismo trabajo dentro del cuerpo físico, mientras éste está completamente despierto, positivo y consciente, como cuando aquél está fuera durante el sueño o en el estado post-morten”.
Como ya vimos cuando hablé de los chacras o vórtices, éstos son una especie de sentidos para el cuerpo de deseos, como lo son los del cuerpo físico para el mundo físico, pues bien, la concentración trata de ponerlos en movimiento de una manera consciente. Esos chacras están en su mayor movimiento después de la muerte y cuando dormimos, y por eso somos conscientes en el mundo astral, pero cuando volvemos a entrar en el cuerpo físico casi se paralizan y, por lo tanto, perdemos esa conciencia del mundo astral y adquirimos la de vigilia. Así llegamos a la conclusión, de que la clarividencia se adquiere por medio de “despertar conscientemente” ese movimiento, pero de tal manera que no haya ningún peligro para el cuerpo físico.
MECÁNICA DEL EJERCICIO
Los Hermanos Mayores de la Fraternidad Rosacruz recomiendan hacer éste ejercicio nada más despertarse por la mañana, para ello no es necesario hacer ninguna cosa ni preparación de ninguna clase, más bien al contrario. Si se puede, no hay que moverse para nada, hay que acomodarse y relajarse. El motivo de hacerlo así es porque el Ego acaba de entrar en el cuerpo físico -cuando nos despertamos- y se han ralentizado los chacras, sin embargo, es el mejor momento para hacer contacto consciente con el Mundo del Deseo. El trabajo principal es relajar el cuerpo físico para que las conexiones entre éste y el de deseos estén bien sintonizadas y el cuerpo se sienta en el mismo estado que se encontraba cuando estaba dormido, pero, con la diferencia de que el Ego está dentro y está despierto. Así es como ponemos en funcionamiento esos vórtices del cuerpo astral.
La concentración debe ser total en este ejercicio, debemos estar totalmente absortos en el motivo de la concentración y no enterarnos de nada del exterior, de esta forma conectaremos con esos mundos invisibles hasta que llegue el momento en que nos venga el aspecto espiritual del motivo de concentración. De esta forma, los chacras van haciéndose fuertes en el cuerpo físico para que, poco a poco y con persistencia, se desarrolle la total clarividencia.
Los motivos deben ser, siempre que se pueda, de naturaleza elevada, abstracta y de tal forma que haga a la persona salir de su mundo mental rutinario y le lleve fuera del tiempo y el espacio. Dice Max Heindel “No hay mejor fórmula que los cinco versículos del Evangelio de San Juan. Tomándolos como base, sentencia por sentencia y una mañana tras otra, a su debido tiempo darán al aspirante una percepción admirable del principio de nuestro universo y del mérito de la creación. Una percepción que está más allá de cuanto podemos aprender en los libros”
“Después, -sigue aconsejando Max Heindel- de mantener la concentración durante cinco minutos, es conveniente que expulsemos la imagen o idea sobre la que estamos concentrados, para dejar la mente en blanco y relajarla, hasta ver si nos viene o penetra algo y se muestra en ese vacío. Así, cuando se desarrolla el poder de traer a la visión interna alguna cosa, estaremos capacitados para observar e investigar cualquier cosa de los mundos invisibles”. Cuando conseguimos esto nuestra aura brilla y atrae la atención de un Maestro, Éste será quien nos enseñe a funcionar conscientemente y a defendernos de los peligros del mundo del deseo.
“Recordad que a mayor evolución mayor humildad y sencillez en la forma de vida, se trata de pasar desapercibido y no mostrar lo que somos o tenemos por encima de las personas. Si alguna vez conseguís esta clarividencia, no lo contéis -es fácil que la perdáis- no la utilicéis para beneficio propio ni para curiosear nada, solamente debe ser usada para ayudar a la humanidad y de una manera amorosa y desinteresa. Podréis investigar en los mundos ocultos, pero procurad que el conocimiento que saquéis sea para darlo como ayuda a las personas que lo necesiten o lo busquen. Si lo utilizáis para ver los cuerpos invisibles de alguien, que sea para advertirle de una enfermedad o para ayudarle de cualquier otra forma. El aspirante debe mirar todo cuanto le ocurre durante la concentración como una cosa sagrada y debe guardarlo estrictamente para sí mismo”.
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