MI HOMENAJE A LA FRATERNIDAD ROSACRUZ Y A MAX HEINDEL

sábado, 13 de noviembre de 2010

INTRODUCCIÓN

“ A los que comienzan el Sendero de retorno

y comienzan a ver la verdadera Luz del mundo”

INTRODUCCIÓN

Todo Ser humano en algún momento de su evolución o de su vida, se pregunta que de dónde viene, quién es y a dónde va.

Si preguntamos a una persona materialista, agnóstica o a algún científico que de dónde venimos y a dónde vamos, casi seguro que su respuesta sea que venimos de la nada, que somos lo que somos gracias a una serie de circunstancias, y que después de la muerte volvemos a la nada para no volver a saberse nunca más nada de nuestra existencia.

Si preguntamos a los teólogos o a algún que otro representante de las religiones occidentales, es fácil que nos respondan que el hombre es un Espíritu creado y que viene de Dios; que cada uno vive una vida en muy diferentes circunstancias según dónde y cómo nazca; y que después de la muerte vuelve otra vez a ése mundo del cual vino, y que allí estará toda la eternidad en un estado de felicidad o sufrimiento dependiendo de lo que haya hecho aquí en esta vida.

Si consultamos las enseñanzas esotéricas o “Filosofía Oculta”, veremos que su teoría dice que: El hombre es un Espíritu que también procede de Dios y que por medio de las Leyes de “Renacimiento y Consecuencia,” está desarrollando sus posibilidades latentes en poderes dinámicos por medio de un proceso de lento desarrollo pero de creciente eficacia. Esto será hasta que por medio de la evolución alcancemos la perfección o unión con Ese Gran Ser que normalmente llamamos Dios. “Las cosas que Yo hago y mayores aún las haréis” dijo Cristo.

Si este libro va a tratar de la “evolución” y el desarrollo espiritual, es conveniente saber cuál de estas teorías es la más lógica y razonable para saber hacia dónde se dirige el Ser humano por medio de las Leyes Divinas.

Sobre la primera teoría del científico o materialista incrédulo, la mayoría de las personas que razonen verán que cuesta creer que exista todo lo que existe en este Universo para que el hombre disfrute, a modo de una vida casual, del planeta Tierra. Si la humanidad tiene un cuerpo tan perfecto en su funcionamiento y posibilidades, y si estamos en un Sistema Solar tan equilibrado, donde hay unas leyes que rigen todo lo que existe para que no sea un caos, es lógico pensar que esto ha debido ser concebido por una mente inimaginablemente superior a la del hombre. Si esa mente que ha creado el Universo con su perfección es tan poderosa y elevada ¿Por qué va a crear todo un Universo perfecto en sus movimientos para que no lo disfrute nadie? ¿Es para nosotros que estamos en este pequeño planeta? ¿O se ha hecho por casualidad? ¿Crearíamos nosotros la mejor universidad del mundo para que nuestros hijos asistan un solo día a ella? ¿No es lógico pensar que lo haya hecho Dios por algo que nosotros no alcanzamos a comprender? Si esto es así, ¿No es lógico pensar que también haya creado unas Leyes, las cuales tienen que ver con el desarrollo de la humanidad y con la meta o perfección que tiene que alcanzar?

Si razonamos la segunda teoría que dicen algunos teólogos y personas de pensamiento similar, podríamos decir lo siguiente:

1º. Si como todas las religiones dicen, Dios es Amor ¿Cómo puede Dios poner a unos Espíritus para que nazcan en la pobreza y en la enfermedad y a otros en la riqueza y en la salud?

2º. ¿Cómo puede Dios pedir la misma responsabilidad a los que Él mismo pone casi en la necesidad de robar para vivir, mientras que a otros no les falta de nada en la vida?

3º. Se dice en algunos libros de religión y algunas personas de ese entorno, que Dios permite, destruye, castiga por toda la eternidad, o sólo salva a unos pocos de sus hijos. Si como también dicen, Dios es Omnipotente, Omnisciente y Omnipresente ¿Cómo puede Dios permitir la destrucción de sus hijos? Si es Amor ¿Por qué no va a salvar al resto de sus hijos si nosotros mismos, imperfectos, lo haríamos? ¿Cómo les va a castigar a toda la eternidad de sufrimiento si son parte de Él mismo y Él mismo les puso en su destino casi predispuestos para hacer el mal? ¿Por qué mandó a su hijo para salvar a toda la humanidad si luego permite que otros muchos se pierdan sin poner interés en remediarlo? ¿Puede ser destruido algo que es parte de un Ser Omnipotente?

4º. El hombre, aún con lo imperfecto que es, tiene planes para prevenir que las personas mueran en determinadas circunstancias, ¿Por qué no los va a tener Dios si su Sabiduría es infinita? ¿No es lógico pensar que Dios tenga unas leyes que gobiernen la evolución del hombre, así como ocurre con la naturaleza, para que todo sea cada vez más perfecto?

Las Enseñanzas Esotéricas dicen que ningún Espíritu se pierde porque es parte de Dios, que ése Espíritu renace, y que por medio de la Ley de Causa y Efecto - lo que sembréis, cosecharéis - en cada vida obtiene lo que le corresponde en bien y en mal según las causas que haya hecho en su anterior vida. Por lo tanto, el Ser humano es y tiene el resultado de sus propias acciones y no el resultado de un Dios antojadizo. Dios no castiga sino que hace que sus Leyes nos enseñen a ir por el camino más recto, - como nosotros hacemos con nuestros hijos - esas Leyes nos traen los efectos de unas causas que cometimos para que a través de la experiencia aprendamos a ser cada vez más espirituales, humanitarios y mejores instrumentos de Dios en la Tierra.

Sólo las obras de la humanidad esclavizan a la humanidad; sólo las obras del ser humano estorban al ser humano; sólo el mal uso de la voluntad, el libre albedrío y la mente castigan al hombre. Hay una frase muy conocida en la Filosofía Oculta que dice: “ Hombre, conócete a ti mismo y conocerás a Dios”. El desarrollo espiritual trata de adelantar en cada vida unos pasos en ese Sendero de vuelta al Padre, si el ser humano aprende a utilizar sus cuerpos para su propio desarrollo y el de los demás, estará andando a pasos agigantados. Si aprende a utilizar y practicar algunos de los diferentes métodos o técnicas de desarrollo, verá que sus conceptos sobre la vida, el Ser, y la naturaleza cambian por completo obteniendo así una vida interior más elevada que inclina a ser más benevolente, altruista y caritativo. Esa es la primera meta que tenemos que alcanzar, y tengo la mi intención de ayudar con este libro a todo aquel que lo desee.

Una de las cosas en que las enseñanzas esotéricas y la teología coinciden es en que, como dijo Cristo, "Cosechamos lo que sembramos". La diferencia entre algunas religiones y la enseñanza oculta es que las Leyes Divinas - Dios - no nos dan lo que merecemos como castigo sino porque nos pertenece, ya que nosotros hemos sido los sembradores.

Si una persona en esta vida se desvía de su destino por causa del alcohol, y a su vez, maltrata e impide que también se cumpla el destino y las posibilidades de desarrollo de su esposa e hijos, esta creándose lo que en ocultismo llamamos un “mal karma” o mal destino, dicho de otra manera, esta sembrando y creando causas que son negativas.

Ante este caso, las Leyes Divinas no le castigan sin más ni más, sino que la primera lección que le enseñan es grabar en su conciencia el resultado del sufrimiento que tendrá en el “purgatorio”, o sea, el dolor que sintieron su esposa e hijos por su maltrato. Cuando haya sufrido todo esto, y lo una al resultado de otros sufrimientos y experiencias de otras vidas, habrá dado otro paso más en su evolución, pero lo habrá hecho por medio del sufrimiento y no por medio de actos benévolos voluntarios; esta es una gran diferencia.

La segunda lección que tienen que aprender y que el Ego en su propio mundo y con su conciencia libre de la influencia de los deseos acepta, es volver a unirse a esos Egos o Espíritus que fueron esposa e hijos para que, de alguna manera, (como familia, amigos, compañeros o jefe de trabajo), les pueda beneficiar materialmente por los perjuicios que les causó en su anterior vida. Así actúa la Ley de Consecuencia, dándonos el resultado de nuestras acciones y haciendo que cosechemos lo que sembramos, pero siempre de una manera justa y sin maldad, porque en los mundos espirituales no existe el mal.

El mayor enemigo de la humanidad es la ignorancia, y por mucho que los Seres espirituales que están por encima del hombre nos quieran ayudar, si el ser humano no aprende por el correcto uso de su mente y el control de sus deseos, estos seres, con todo el dolor de su corazón, no lo podrán hacer. Cuando ellos ven que una persona se esfuerza por quitarse vicios y defectos e intenta elevar su desarrollo moral y espiritual, aunque no lo creamos, ellos trabajan desde los mundos invisibles para darle todo su amor y hacer que esa nueva luz no se apague y que cada vez brille más.

El hombre tiene dos caminos para aprender en esta vida: 1º. Por medio de sus experiencias buenas o malas y, 2º. Por medio de las experiencias de los demás. En estos dos casos es muy importante el uso del discernimiento, la observación, la meditación y otros ejercicios que mencionaré en este libro.

Los Maestros espirituales y Guías de la humanidad desean que nuestra evolución sea rápida y por el camino del bien, pero también respetan nuestro libre albedrío, y por lo tanto “sufren” cuando el hombre comete tantos errores. Nosotros intentamos guiar a nuestros hijos con todo nuestro amor, pero si ellos voluntariamente hacen algo que les causa dolor significa que aprenderán de esa experiencia por medio del dolor y no por nuestra guía amorosa de padres. De forma similar actúan estos Seres elevados, ellos no nos obligan, sino que como padres nos quieren llevar por el mejor camino; en nosotros está hacerlo y aprovechar su ayuda o no.

El resultado de todas estas experiencias, es lo que sacamos como fruto para la próxima vida en forma de “Sabiduría” o “Conciencia", esta conciencia es la base de la estructura mental, instinto, o deseos de elevación vida tras vida. Si quisiéramos saber hacia dónde nos lleva la Ley del Karma, veríamos que su fin es mostrarnos que el Ser humano es uno con Dios, que la humanidad debe conocerse a sí misma para conocer a Dios, y que debe amarse a sí misma para amar a Dios. Pero para amar es necesario desarrollar todas las virtudes que nos llevan al amor, y para conocernos tenemos que ser conscientes de estas Leyes y saber que somos dueños de nuestro destino. Todo pensamiento, palabra y obra tendrán su efecto sobre nosotros, por lo tanto, si deseamos elevarnos a los conceptos anteriores, debemos empezar a cambiar nuestros deseos por nobles aspiraciones, para que la mente guiada por el espíritu anheloso pueda alcanzar la meta de perfección cuanto antes.

Las aspiraciones, hábitos y deseos elevados de nuestra anterior vida, nos traen como efecto, mayores posibilidades de desarrollo para esta, por eso, nuestro deber es cumplir las aspiraciones de la vida pasada y crear otras nuevas y más elevadas. Si no lo hacemos así, tendremos una gran lucha con nuestra conciencia, porque ella sabe que, como Espíritus, nos comprometimos antes de renacer a cumplir una serie de obligaciones y a hacer otras cosas en favor del desarrollo espiritual individual y de la humanidad. Si no lo cumplimos por dejarnos llevar por nuestros deseos materiales y pasionales, estaremos interrumpiendo nuestro propio desarrollo de una manera seria y grave.

Así, la Ley de Causa y Efecto es perfecta, justa y amorosa puesto que actúa para nuestro propio desarrollo. Nosotros somos nuestros propios carceleros y verdugos, o nuestro propios Ángeles de la Guarda y Guías espirituales. Si hacemos mal a alguien nos lo hacemos nosotros mismos; si robamos, nos robamos nosotros mismos; si no cuidamos nuestro cuerpo físico –que es el Templo de Dios - nos saldrán enfermedades y así aprenderemos a valorarle; si abusamos de la energía creadora por medio del sexo y de la mente sobre cualquier otra persona, naceremos con un defecto físico o psíquico, y así sucesivamente. Esta Ley hace que tomemos conciencia de los valores espirituales y materiales para que lo utilicemos en nuestro desarrollo y el de los demás.

Tenemos y somos lo que nos corresponde y nos relacionamos con quienes tenemos deudas pendientes de anteriores vidas, pero nuestro deber es quedar bien con todas las personas y ayudar allá donde podamos de manera desinteresada. Esta Ley no la puede burlar nadie, si el hombre colabora con ella encuentra dicha y recompensa, pero si no, encuentra sufrimiento y castigo.

Nuestro deber es meditar y discernir para ver cuándo hacemos el bien y cuándo el mal, cuándo hacemos el bien de corazón o cuándo por egoísmo. Nuestro deber es actuar de una manera compasiva, justa, amable y sincera, porque así borramos de nuestro subconsciente toda semilla del mal y hacemos que nazca y florezca el bien.

Yo os invito a reflexionar detenidamente sobre estas enseñanzas para que intentéis ver el efecto de las causas que cometéis en vuestra vida diaria, pero, ¡cuidado! no os obsesionéis con lo malo, ved también lo bueno y sabed que vuestras aspiraciones e intenciones son posibilidades de desarrollo para el futuro. Cuidad vuestras actitudes con el prójimo, no manifestéis odio, impulsividad, injusticia, cólera, ni cosas similares, eso os traerá los peores efectos. Pensad que una vez sufrida una deuda o pagado un karma, ya no nos vuelve más; pensad que las leyes de Dios están actuando en todo y constantemente; por lo tanto, si colaboráis con ellas os traerán prosperidad, salud y grandes posibilidades de desarrollo. Si queréis ver la Luz, abrid bien los ojos espirituales porque la tenéis dentro de vosotros mismos.

* * *

del libro "Métodos esotérico-prácticos para el desarrollo interno" de Francisco Nieto Vidal


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