“El que quiera ser el primero
que sea el último y el servidor de todos”
CONCLUSIÓN
Es bueno adquirir conocimiento, pero hay que tener cuidado de no dejarnos llevar por él y engañarnos a nosotros mismos respecto a su uso. “El conocimiento engríe y el Amor edifica”, si el conocimiento no nos sirve para hacernos mejores y ayudar a la humanidad, de poco nos puede valer, porque para Dios y para nuestro desarrollo no significa nada. El conocimiento debe ser llevado a la práctica y ser utilizado para enseñar a quien esté preparado para recibirlo, si no es así, es como si una persona que se hace el mejor matemático del mundo no enseña sus conocimientos ni los utiliza para el bien de la humanidad. Este conocimiento debe ser filtrado por el corazón para poder mostrar que nuestros sentimientos profundos están unidos a él y listos para su uso.
El hombre debe vivir y evolucionar en el mundo, no puede recluirse, así es que, lo ideal es que aprovechemos este conocimiento para acelerar nuestra evolución; el conocimiento debe ser vivido para convertirlo en sabiduría, y haciendo esto es como ayudamos a la humanidad y nos hacemos mejores servidores del mundo. Todavía hay personas que muchas veces dicen ¿Por qué tengo que hacer yo eso si lo puede hacer otro? La respuesta esotérica más correcta sería “El que quiera ser el primero que sea el último y el servidor de todos”. Cristo es el Iniciado más elevado de los Arcángeles, y sin embargo, vino a enseñarnos el único y verdadero camino que hay que seguir: “El servicio amoroso y desinteresado a los demás”, éste es el camino más corto para alcanzar nuestra meta de perfección; luego entonces sería conveniente preguntarnos ¿Por qué no lo hago yo, en vez de dejar que lo haga otro? Si me gusta que me consuelen en mis momentos de decaimiento y tristeza ¿Por qué no hacerlo yo cuando otros lo necesitan? Si me gusta que me sirvan y ayuden ¿Por qué no puedo ayudar y servir yo? ¿Por qué no hacer yo a otros lo que me gustaría que me hicieran a mí? Si otros han cambiado su carácter, temperamento, forma de vida y han elevado su moral y espiritualidad por medio del conocimiento esotérico, ¿Por qué no lo puedo conseguir yo?
Es correcto atender a nuestros deberes materiales y responsabilidades, pero también es cierto que podemos dedicar quince minutos diarios a nuestro propio desarrollo interno, y prestar atención a nuestra actitud y forma de actuar en nuestra vida cotidiana. Esta es la mejor manera de cambiar nuestro carácter y forma de ver la vida, pero acordaros que el servicio amoroso, o un sentimiento benévolo en todas nuestras actitudes, es imprescindible para ir elevándonos día a día. También es cierto que hay muchas personas que pueden decir: “yo sirvo todos los días”, quizás sea así pero, ¿Estas sirviendo porque es tu deber laboral o porque es algo que te gusta? ¿Te esfuerzas por servir en lo que no te gusta? Seamos sinceros y no nos engañemos, no pongamos pretextos absurdos para no sacrificarnos y obtener mejor desarrollo, debemos ser conscientes de que nuestra elevación espiritual no la podemos comprar, ni nadie puede actuar por nosotros para conseguirlo.
Tenemos dos elecciones:
1ª. Ir dando vueltas alrededor de la montaña hasta llegar a su cima -como meta para la perfección espiritual-
2ª. Coger el camino más corto, empinado y recto que nos lleva a esa misma cima, pero que nos evitará mucho sufrimiento y pérdida de tiempo.
El desarrollo interno espiritual se obtiene gracias a cambiar todas nuestras actitudes (en pensamiento, palabra y obra) y en tener un esfuerzo continuo en servir allá donde podamos. Esto requiere sacrificio, pero según recorremos el sendero, vamos descubriendo esa Luz y esa Verdad que nos confortará de nuestros esfuerzos y nos dará la Paz que necesitamos. Cuando nos consagramos a la vida superior comenzamos a regenerarnos, y esta misma actitud hace que demos de lado a todas nuestras malas costumbres, esto a su vez ,hace que veamos la vida desde otro punto de vista más elevado, y que comencemos a sentir en nuestro interior, lo que es la verdadera Vida del Espíritu.
Si queremos hacernos verdaderos servidores del mundo e imitadores de Cristo para acelerar nuestro regreso al Padre, debemos empezar cuanto antes a dominar nuestros cuerpos, pero sobre todo, a tener nuestra mente vuelta hacia el interior y siempre dirigida hacia lo bueno y bello de la vida. Debe quedar claro, que nuestro cuerpo mental está compuesto de la materia del mundo mental de Dios -Mundo del Pensamiento-, que nuestro cuerpo de deseos está compuesto de la materia del cuerpo de deseos de Dios -Mundo de Deseos-, y así sucesivamente. Entonces y sabiendo esto, debemos comprender que nuestra primera meta debe ser purificar todos esos estados de materia, y elevar su vibración por medio de ver lo bueno en todas las cosas; hacer todo como si fuera para Dios; imitar a Cristo; desarrollar ideales elevados para trabajar en una determinada línea; etc. Esto sería algo así como si tuviéramos que purificar y hacer de nuestro cuerpo físico un cuerpo sano, empezaríamos por hacer deporte, no fumar, no beber alcohol, tener la moral alta, los pensamientos positivos, la alimentación sana, etc. Eso mismo, deberíamos hacer con nuestra mente, deseos y sentimientos. Si queremos elevarnos, debemos empezar a trabajar para la purificación de los cuerpos de tal manera que nos acerquemos -despacio pero sin pausa-, a la vibración o perfección que tienen estos mundos -Cuerpos de Dios-
El hombre no puede dar de lado su propio destino ni su meta, todos somos hijos de Dios, y como tal, debemos volver a nuestro hogar. En este recorrido somos libres de actuar en bien o en mal, pero según actuemos, así será nuestro camino, lleno de espinas o llano y cómodo de andar. Las Leyes son justas y sólo nos dan lo que merecemos, y lo mejor para nuestro propio desarrollo, si trabajamos “con” ellas, emprenderemos rápidamente el camino de regreso. Está escrito que “Dios es Luz, si caminamos en la Luz como Él está en la Luz, tendremos comunión unos con otros” ¿Qué es caminar en la Luz sino actuar de una manera amorosa y desinteresada? También es Luz todo lo que intentemos beneficiar a los demás; todo lo que nos salga del corazón; todos nuestros sentimientos de ayuda, de oración, de altruismo, de compasión, etc.; todo eso y más es estar en la Luz” Alguien puede pensar que eso es muy difícil de hacer, pero la verdad es que todos podemos estar de alguna manera en la Luz. Otro paso, quizás algo más elevado, es el que indican estas otras frases bíblicas: “Si nos amamos mútuamente, Dios está en nosotros y Su Amor es perfecto en nosotros”; “Dios es Amor, y quien permanece en el Amor, permanece en Dios y Dios en él”. Es conveniente meditar sobre el significado de estas frases, meditando tranquilamente veremos qué significado tan profundo y bello tienen, cuando lo comprendamos veremos que podemos estar en ese Amor que es Dios, y Dios en nosotros. Quizás sólo sea un momento, en una determinada circunstancia, pero tarde o temprano sentiréis lo que esa frase significa.
Si Dios es Amor, es omnipresente y nosotros somos sus hijos, o sea, tenemos todas sus cualidades latentes, significa que nosotros somos Amor, -aunque sin desarrollar aún perfectamente- Por consiguiente, somos una fuente de Amor inagotable. ¿Qué significa esto? Significa que podemos estar dando amor constantemente, cuando saludamos a alguien, cuando escribimos, cuando trabajamos, todo lo podemos hacer con amor hacia las personas o como si fuera para Dios, porque el Amor no se acaba nunca. Aunque a alguien le parezca una tontería, he de decir que hacer esto es como manifestar desde nuestro interior una nueva forma de vida. Pero ¿Qué es el Amor? El Amor es todo lo bueno que podamos hacer con el sentimiento más profundo y elevado hacia los demás. El servicio, la comprensión, la tolerancia, la humildad, la sencillez, la benevolencia, etc., etc., eso hace que desarrollemos el amor, porque son grados inferiores del amor que, sin embargo, nos llevarán a la fuente de donde proceden.
Como dije al principio, no me considero un escritor, sino un principiante que intenta andar el camino espiritual por medio del conocimiento esotérico, el cual, me está sirviendo de mucho en el desarrollo interno. Por eso decidí escribir éste libro a modo de poner un granito de arena más, para que la persona que lo lea, también encuentre algunos medios para su propio desarrollo espiritual. Yo sé perfectamente que éste conocimiento no es mío, sino que me lo han dado, y por lo tanto, no debo guardármelo, por eso deseo que el que lo lea encuentre la Luz, no tengo otros medios de darlo, además de algunas conferencias y cursos, pero lo hago de todo corazón porque, “las palabras se pierden y los libros perduran”. Creo que he cumplido con un deber que yo mismo me impuse, pero mi satisfacción sería más grande aún, si este libro sirviera para que otros, no solamente aceleren su desarrollo interno, sino que además, también siembren allá donde se encuentren.
Espero haber llegado a vuestros corazones para despertar ese sentimiento de Hermandad y Fraternidad, si lo he hecho, es muy buena señal, porque eso significa que está desarrollándose la Verdad y una nueva y más elevada conciencia en vosotros. Una Verdad que os hará libres y os emancipará de todo lo material para hacer de vosotros unos fieles imitadores de Cristo. Espero haber dado los suficientes conocimientos como para que, en vuestras reflexiones, os deis cuenta de que sois parte de un Espíritu Universal y Amoroso que se muestra en todo lo que nos rodea, desde el átomo hasta el sistema solar. La fuente o Espíritu de todo lo manifestado es Dios, y por lo tanto, Dios -Amor- está en todo, si habéis comprendido esto, valoraréis hasta lo más insignificante de la vida, porque, todo está en un proceso de evolución, como nosotros mismos estamos haciendo. Espero, por fin, que mis palabras no sean mal interpretadas por algunas personas, no es mi intención criticar ni dar una imagen de fanatismo religioso ni nada parecido, sólo he querido dejar claro mis opiniones sobre ciertos aspectos, pero siempre con la sana intención de ayudar al lector para que tome precauciones y medite sus decisiones.
Finalizaré invitando a los lectores a renovar sus fuerzas y a proponerse nuevas metas, para dedicarse a colaborar con la humanidad y con los Seres superiores que están trabajando desde los mundos invisibles. El tiempo apremia, y cuanto antes comencemos, antes seremos medios para neutralizar la maldad que hay en la Tierra. Aunque sea muy poco lo que podamos hacer, siempre será útil, unos brillarán como una cerilla y otros lo harán como un gran faro, pero todos somos útiles para contrarrestar las fuerzas negativas que desestabilizan la armonía del planeta. Por todo esto, yo os pido, “Actuad como una Luz en la oscuridad, a la cual puedan acudir otros que andan ciegos por la vida.”
“Que el Amor se desarrolle en vosotros,
y que vuestra luz se una a la Luz del mundo.”
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