“Antes de andar el Sendero
debemos crearle e identificarnos con él”
CAPÍTULO XIX
ACTUAR EN NOMBRE DE .....
Si tuviera que definir en pocas palabras el significado de este ejercicio, lo haría de la siguiente manera: “Trata de identificarnos tan profundamente con un elevado ideal de nuestra propia creación, que a la hora de actuar, sea él quien actúe en nuestro puesto”
Este ejercicio puede servir perfectamente a cualquier persona, sólo es necesario que sepa formar un ideal o modelo para que, por medio de la imaginación, visualización y concentración, haga de él, el más elevado de los ejemplos espirituales. Con esta práctica tratamos de realizar los máximos objetivos a que podemos aspirar aquí en la tierra, desde el momento en que nuestra vida está preparada para comenzar el Sendero de santidad, este ejercicio nos puede llevar a ser un verdadero discípulo del Maestro. En este proceso, lo más importante es crear, por medio de la imaginación, un modelo perfecto para, a continuación, adaptarse al mismo; es idealizar constantemente y tratar de encarnar esas idealizaciones elevadas. Ésto, sea en el nivel que sea, es una “razón de vivir”, una meta de aproximación a ese modelo o Ser espiritual. Debemos lanzarnos a la conquista con decisión, como si fuera una única oportunidad, sin intentar ver los frutos que nos pueda traer, sino con la idea clara de ser ese modelo de perfección. Sólo debemos estar amparados por la seguridad y la plena confianza de que Él es el único e insustituible “modelo de vida”, el que guía nuestros pasos y nos arma con toda su fortaleza.
A este método le llamo: “sustitución causal”, puesto que es una afirmación constante de un propósito espiritual que nos guía hacia las más altas realidades, es un ejercicio fácil de practicar y de asimilar. Dicho de otra forma, “Se trata de que ante cualquier situación, sea del carácter que sea, sepamos remontarnos en la conciencia a lo más elevado de nosotros mismos, para actuar de acuerdo a ese modelo de acción que hemos creado y que es lo más elevado, que tenemos a nuestro alcance.” El modelo será el que la persona crea conveniente de acuerdo a su estado de desarrollo interno, pero ante todo, lo que sí debemos tener claro es que ese modelo debe ser una imagen perfecta de la espiritualidad que queremos desarrollar y alcanzar. Para algunos será Buda, y para otros puede ser la Virgen María, o cualquier otro Maestro espiritual o Santo conocido, lo importante es que siempre sea un ser sumamente espiritual que nos ayude o sirva de guía para desarrollar las cualidades morales y espirituales que nos hacen falta. De cualquier forma, ese Ser será tan elevado, real y perfecto, que estaremos convencidos de que en nuestros momentos de decaimiento y superación, Él nos enviará su rayo de Luz y esperanza, siempre que lo necesitemos.
Por todo esto, es conveniente que elijamos un modelo muy especial, él será la base de nuestras acciones, será el motivo para tomar la iniciativa para reemplazarle en todas sus funciones y hacer que nuestras acciones sean una réplica exacta de la suya. Naturalmente nuestra actitud debe ser íntegramente activa y consciente en todos los acontecimientos que se produzcan, debemos prestar una gran atención hacia el desarrollo de los hechos, para ser conscientes de todas y cada una de las experiencias de la vida. Debemos vivir plenamente integrados en sentido físico, emocional y mental, para que gracias a todo esto, podamos introducir más Luz en los vehículos inferiores, y así redimirlos de substancia gravitatoria o kármica, y someterlos progresivamente a las pruebas que nos llevarán a ser Discípulos de un Maestro.
Esta práctica está basada en el hecho de que el Ego necesita puntos elevados o metas, para acelerar su evolución y no rezagarse en el camino, y quedarse inactivo y sin aspiraciones. El hilo que nos debe unir a ese ideal debe ser el del Amor, la admiración, y la adoración, porque quien es capaz de amar y admirar, dispone de una de las mayores fuerzas resultantes de la humanidad. Otra cosa importante es que ese ideal o modelo debe despertar en nosotros amor y estímulos de nobleza para amar lo grande y prescindir de lo pequeño, este Ser debe ser un auxilio y motivo de inspiración en nosotros, por eso, y entre otras cosas, he elegido para este ejemplo a Cristo, que es el más grande y evolucionado Ser que ha pisado la Tierra.
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